¿Fútbol o guerra?

Los dueños de este deporte en la Argentina parecen ser los barras, quienes se atribuyen facultades desde la legitimidad que les brinda su accionar violento; un repaso de los últimos casos

Buenos Aires: el epicentro de la violencia en el fútbol

Un repaso de los últimos hechos de violencia en el fútbol argentino.

La guerra entre barras de Lanús

Lo más grave se suscitó este último domingo en las adyacencias del Estadio Ciudad de Lanús con una víctima fatal confirmada este lunes: la muerte de Jonathan Leonel Borda, quien era miembro de la facción de El Ceibo, que se enfrentó a disparos con el grupo de Villa Sapito en una interna de la barra «granate».

La víctima ingresó al Hospital Narciso López con una herida de bala en la sien, recibida durante el enfrentamiento en la Plaza Sarmiento, a pocas cuadras de la cancha, cerca de una hora antes del inicio del partido ante Barracas Central.
Fueron detenidas seis personas por el fatal incidente y posteriormente se realizaron distintos allanamientos en varios domicilios, sin obtener resultados positivos. En el marco de la investigación para esclarecer el caso, se ordenaron pruebas «dermotest» a los detenidos, como así también se analizan las cámaras públicas y privadas del lugar para dar con el paradero del homicidio.

En Vélez se metieron con los pibes

Horas más tarde, en la Ciudad de Ituzaingó, en la Villa Olímpica de Vélez, al menos cuatro futbolistas fueron agredidos físicamente por un grupo de barras que irrumpió en el predio del club cuando el plantel regresaba del estadio de Huracán, tras caer 1-0 en un partido trascendental para la lucha por evitar el descenso.

Los barras llegaron hasta el lugar para recriminarle al plantel por el bajo rendimiento y la importancia de la pelea por la permanencia. En este contexto, Gianluca Prestianni (17), Santiago Castro (18) y Valentín Gómez (20) fueron tres de los jugadores violentados junto el defensor Leonardo Jara (32).

Vélez condenó lo sucedido con un mensaje institucional:

Vélez condenó lo sucedido con un mensaje institucional.

Este es el tercer episodio de similares características en lo que va del año, y en consecuencia podría significar la salida de algunos jugadores, incómodos por el clima de violencia que reina en el club y molestos por actitudes de la dirigencia que encabeza el presidente Sergio Rapisarda.

Prestianni fue amenazado de muerte y pidió irse del club.

La joyita de Vélez evalúa no presentarse a entrenar cuando el plantel retorne de un breve descanso previo al inicio de la Copa de la Liga, en dos semanas. Su representación trabajará en una posible transferencia. A este, se le suma el lateral Francisco Ortega, también surgido de la casa, que pidió salir en este mercado de pases y el mediocampista Juan Ignacio Méndez ya negocia con Newell’s Old Boys con la intención de alejarse de Liniers.

De igual modo, los incidentes comenzaron en la tarde noche del sábado, en Avellaneda, tras la derrota de Independiente con Boca en el clásico, la policía disparó balas de goma y gases lacrimógenos contra un grupo de socios que reclamaba la renuncia de la Comisión Directiva en un playón interno del estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini. El enfrentamiento dejó hinchas heridos, agentes lastimados y once detenidos.

Los socios del ‘Rojo’ se enfrentaron con la policia.

De Avellaneda a Santiago del Estero

El descontrol en las canchas tuvo su prólogo el sábado con el episodio que, a la luz de todo lo ocurrido, resultó el más «leve».
En el Estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero, donde se habilitó el ingreso de «hinchas neutrales», las parcialidades del local, Central Córdoba, y el visitante, Atlético Tucumán, se pelearon en una de las plateas y el partido estuvo demorado casi media hora hasta que el árbitro Andrés Gariano recibió las garantías para que pudiera continuar.