Alberto Fernández no se reunirá con Biden hasta el 2023

Se sostiene que el encuentro entre los presidentes no se llevará a cabo porque Estados Unidos abriga dudas sobre la política exterior argentina en relación a Rusia y China.

Alberto Fernandez y Joe Biden en la IX Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, en junio de 2022 -REUTERS/Kevin Lamarque
Alberto Fernandez y Joe Biden en la IX Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, en junio de 2022 -REUTERS/Kevin Lamarque

El gobierno argentino informó públicamente que el encuentro entre Alberto Fernández y Joe Biden se canceló y postergó para el próximo año, aunque aún no tiene fecha exacta. Afirmaron que el mandatario estadounidense mantiene su promesa de encontrarse con su par argentino pero que, durante las pocas semanas que quedan de 2022, optó por concentrarse en las elecciones de medio término en su país.

Ahora bien… ¿Había reunión o no había reunión? La pregunta clave. En principio, el cónclave entre las autoridades estaba previsto para julio del corriente año pero se suspendió debido al mal estado de salud de Biden, quien contrajo coronavirus. El embajador argentino en Estados Unidos, Jorge Argüello, había asegurado que la reprogramación de la reunión estaba confirmada, según le fue notificado por el Departamento de Estado de ese país. Sin embargo, muchos apuntan contra él y con que no pudo avanzar con la organización del encuentro. Varias fuentes diplomáticas afirman que la reunión nunca había sido programada por el gobierno norteamericano ni tampoco estuvo en la agenda del Presidente. 

De todos modos, lo importante no está en quien fue responsable de coordinar sino en los motivos por los cuales, por el momento, Biden prefiere no entablar conversación con Fernández. Y la verdad es que Estados Unidos tiene muchas dudas sobre Argentina y su creciente relación con Rusia y China.

Es de público conocimiento que el presidente norteamericano considera a Vladimir Putin un dictador y, en este sentido, protagoniza todos los esfuerzos económicos, bélicos y financieros para derrotar a Rusia y darle punto final a la guerra con Ucrania. Por consiguiente, asume que no debe haber posiciones intermedias cuando el sistema internacional es tan complicado debido a las ambiciones geopolíticas de Putin.

Alberto Fernández, por su parte, viajó a Moscú tres semanas antes de la guerra, cuando la situación bélica ya se venía venir. El mandatario argentino se encontró con su par ruso y ofreció a la Argentina como puerta de entrada de Rusia en América Latina. Esa mera afirmación pública desgastó su imagen política en Washington.

El siguiente destino de Fernández fue Beijing, para reunirse con Xi Jinping. Durante su cónclave en el Palacio del Pueblo, el presidente argentino elogió la zaga histórica del Partido Comunista chino, el cual durante cien años ejecutó purgas, asesinatos masivos y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. En contra posición, el pasado 27 de octubre, el Departamento de Defensa dio a conocer la Estrategia de Defensa Nacional de los Estados Unidos, un documento público de ochenta páginas que ubica a China en el centro de las preocupaciones de la Casa Blanca.

Todo lo mencionado permite entender las razones por las cuales Estados Unidos considera que no están dadas las condiciones para avanzar con una cumbre bilateral fructífera con la Argentina. Por el momento, la posible futura reunión queda en manos del accionar del Estado argentino y su política de relación exterior.

Básicamente, y para darle un contexto más criollo al asunto, no se puede estar bien con Dios y con el Diablo. O, para no entrar en la discusión de quién sería el bueno y quién el malo, como dirían las abuelas: no se puede tener la chancha y los veinte.

 

Lucía Braccia (2A TN)