Otto y su último viaje

Otto, el perro que se ganó los corazones de miles de seguidores por redes sociales gracias a su periplo por el continente, presentó un problema […]

Otto, el perro que se ganó los corazones de miles de seguidores por redes sociales gracias a su periplo por el continente, presentó un problema de salud a 150 km del pueblo más cercano y aunque se le practicaron maniobras de reanimación falleció a falta de 20 km para ser atendido.

Alejandra y Alberto se juntaban a tomar mate en la Plaza Florentino Ameghino de la ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires. Una tarde de 2014 una manada de perros callejeros estaba cerca de ellos, pero el único que se les acercó fue Otto. La pareja lo llevó a su casa para darle alimento, y una vez satisfecho el can se fue. Esta situación se presentó en repetidas ocasiones, pero el perro seguía sin dueños deambulando por la ciudad.

“Unas semanas después, ‘Ale’ iba caminando por el centro, como a 20 o 30 cuadras de la plaza. Otto se le acercó y la tocó por la espalda. ‘Ale’ se lo trajo hasta la casa, y ya desde ese momento se quedó con nosotros”, contó Alberto Sala.

La pareja inició su relación en 2013. Cansados de tener sólo 15 días de vacaciones por año, se ilusionaron con un sueño: viajar desde Argentina a México en moto. Ahorraron dinero, vendieron muchas de sus pertenencias, se compraron una Honda NX 400 Falcon –la falconeta-, renunciaron a sus trabajos, construyeron el ‘porta-pulgas’ de Otto, abrieron cuentas en redes sociales y partieron hacia el norte. “Renuncié un mes antes a mi trabajo para poder organizar todo lo del viaje. Vendimos todo lo que teníamos, pero no nos arrepentimos, fue la mejor decisión”, recalcó Alberto.

Al principio, Otto no se quería subir al tráiler que iba a ser su lugar durante el viaje pero al cuarto día, cuentan sus dueños, ya estaba acostumbrado y se subía y bajaba solo. El 14 de octubre de 2017 se inició la aventura. Tomaron la ruta 14 con destino a Corrientes, para después conectar con Brasil. Con el pasar de los días, se dieron cuenta de que era imposible cumplir con un plan de viaje, que a veces se presentaba la oportunidad de conocer nuevos amigos y quedarse por un tiempo en algún pueblo sudamericano. Es un viaje sin afán.

“Teníamos un poco de nervios de que no nos recibieran en muchos lugares con Otto, pero todos esos prejuicios fueron cambiando con el viaje. En algunos hostales inclusive comenzaron a aceptar perros. Todo es cuestión de hablar”, cuenta Alejandra.

Los recursos con los que salieron se fueron agotando de a poco, así que a lo largo del viaje tuvieron que realizar diferentes actividades para solventar los gastos; trabajar temporalmente en restaurantes o en hostales o vender artesanías; también recibieron donaciones de dinero. A todo eso se sumó la colaboración de la gente que les ofreció pasar la noche en sus casas, y también pernoctaron en sitios como cuarteles de bomberos, una discoteca en construcción, fincas y en su infaltable carpa.

La aventura tuvo muchos ingredientes: cambios de gomas, baterías, aceite, visitas al veterinario, pero lo mejor fueron los paisajes y muchos nuevos amigos. Solamente tuvieron que bajarse de la falconeta una vez; para llegar a Panamá desde Colombia la impasable selva conocida como el Tapón del Darién fue la única razón para dejar la carretera y debieron pasar en lancha a Centroamérica. El 8 de abril de este año llegaron a México, país número 15 en el recorrido que partió desde Azul y así cumplieron su meta. En el camino de regreso, Otto se indispuso y el peor desenlace se hizo real.

Hace unos días, los dueños de Otto anunciaron su fallecimiento en Instagram junto a una imagen de una roca con su nombre en representación de una “lápida” y en el pie de la foto explicaron: “Hoy queremos a dar una triste noticia a todos los pulgosos seguidores fieles de nuestro amado Otto. Hace días tuvo una recaída, la cual fue atendida. Hoy amanecimos y el pueblo más próximo nos quedaba a 150km; faltándonos 20km para llegar y ser atendido nuestro Otto falleció, le practicamos RCP e hicimos todo lo imposible para salvarlo”. Y decidieron contar cuál fue el destino del canino: “Otto ya descansa en paz en una reserva natural llamada SUTO, en San José de Chiquitos, Bolivia. Recordémoslo como el gran y bello perro que fue. Viaje Bueno Otto. Hasta Siempre. (2014-2019) te amaremos Ale y Alber”, cerraron la publicación sobre la triste noticia.

(FOTO: Instagram @ottoelperroviajero)


Otto y sus ‘papis’ mostraron que los metas pueden cumplirse: “Nuestro lema es ‘que tus sueños sean más grandes que tus miedos’. Siempre incentivamos que se puede viajar con la mascota y que no hay que dejarla en la casa; si uno es cuidadoso y busca las precauciones, puede viajar con la mascota. También fomentamos que la gente ayude a los perritos de la calle, sacando a la puerta un bote de agua o algo de comida”, reflexionó Alber.

Carlos Sarmiento