El difícil momento de comenzar una dieta

El bienestar físico y emocional de una persona depende en gran medida de una buena nutrición. Consumir ciertos alimentos brinda la fuerza para moverse y […]

El bienestar físico y emocional de una persona depende en gran medida de una buena nutrición. Consumir ciertos alimentos brinda la fuerza para moverse y la fortaleza del sistema inmunológico, para resistir las enfermedades y para que el cuerpo pueda realizar sus funciones vitales.

Recientemente, en la Ciudad Cultural Konex se llevó a cabo Expo AlimentArte, una exposición de alimentación, en donde se encontraban distintos stands como un espacio para niños, food trucks, experiencia sensorial, además de talleres y charlas de nutricionistas. El objetivo principal es contribuir un lugar en donde se pueden intercambiar conocimientos útiles y prácticos para una saludable nutrición. En la actualidad, los más afectados por la obesidad son los chicos, ya sea por una mala alimentación o por el sedentarismo.

Débora es una madre que debió asistir a la clínica del Dr. Cormillot para que su hijo de 10 años pueda llevar a cabo una buena alimentación porque su sobrepeso le provocaba muchos problemas de salud. En dialogo con Pirámide Invertida, contó su experiencia.

-¿Cuáles fueron los motivos que le hicieron empezar el tratamiento?

-Mi hijo empezó a hacer dieta porque ya no podía caminar, tenía dificultad para respirar y para dormir también; cuando ingresó se le diagnosticó una obesidad grave ya que poseía hígado graso y los análisis le dieron todos alterados. Elegí la clínica Cormillot porque nos comentaron que había un grupo bastante completo para niños, además de clases nutricionales para las madres.

-¿Qué consejos te dan en las clases?

-En las clases se encuentra una nutricionista que nos ayuda y aconseja, por ejemplo, sobre qué alimentos le conviene más consumir, a medir porciones, y principalmente respetar los horarios de las comidas. También nos responde todas aquellas dudas que tenemos a través de un grupo de Whasapp.

-¿Cuáles fueron las dificultades que tuvo al principio?

-Lo más difícil fue controlar los horarios, incorporar hábitos que no tenía. Tiene una rutina que cumplir y cuesta. Para los chicos, el momento más complicado de controlarse es en los cumpleaños y salidas a lugares cerrados porque solo se ven comidas rápidas. Normalmente vamos a lugares abiertos donde puede jugar y yo llevarle distintos alimentos para que coma.

-¿Qué ingiere cuando está dentro del colegio, porque muchas cosas nutricionales no venden?

-Es un tema. No hay bebidas ni comidas light. La única opción es un turrón, una barrita de cereal o golosinas que cumplan con el valor nutricional de lo que le permiten comer. Pero son chicos y se cansan. Si vendieran otras cosas, por ejemplo ensaladas de frutas o, por lo menos, frutas, sería genial. Es una lucha constante que tratamos de seguir con ayuda de la clínica y la familia.

A propósito de la celebración del “Día Mundial de la Alimentación”, en los distintos colegios de la Ciudad de Buenos Aires y el interior, les brindaron a los niños clases para enseñarles lo importante que es tener una buena nutrición. Pero deberían hacer más hincapié en los kioscos de estas instituciones para que vendan alimentos saludables para ellos.

Noelia Boschiero y Facundo Olguin