Juan Pablo I y el milagro que lo vincula con la Argentina

Era el año 2011 cuando Candela Giarda, de 10 años, peleaba por su vida en la Fundación Favaloro; tras que su madre le rezara al ex Papa, comenzó a sanar.

El Papa Juan Pablo I (Foto: gentileza del diario Infobae)

Albino Luciani, mejor conocido como Juan Pablo I, nació en 1912, duró apenas 33 días en su papado ya que falleció el 28 de septiembre de 1978, tras sufrir un infarto mientras dormía. Su fallecimiento provocó una gran polémica e ideas conspiranoicas, debido a su repentino deceso y al mal manejo comunicativo que había en el Vaticano.

Nació en un pueblo llamado Fiorno di Canale (hoy Canale d´Agordo), en Italia. Era de familia humilde, por este motivo su familia se vio obligada a emigrar a la Argentina por trabajo, aquí su padre fue albañil.

Fue ordenado sacerdote en 1935, pasando ese mismo año a Roma; se destacaba por ser muy cercano a las personas y era conocido por su manera simple de hablar. Participó en el Concilio Vaticano II, un evento eclesial fue muy importante ya que significó la modernización de la Iglesia Católica, y además fue Patriarca de Venecia.

Cuando fue elegido como Papa, eligió llamarse Juan Pablo en homenaje a su antecesor Pablo VI y al Papa Juan XXIII, quienes llevaron a cabo el Concilio Vaticano II. En el año 2003, comenzó su proceso de beatificación ya que Juan Pablo II segundo lo declaró Siervo de Dios, este es el primer paso hacia la santidad. En el 2017 el papa Francisco confirmó sus virtudes heroicas y lo proclamó venerable.

El 4 de septiembre de 2022,  después de una larga investigación y estudio del caso del milagro que sucedió en Argentina, el papa Francisco, en una mañana lluviosa en el Vaticano y mediante una ceremonia, lo proclamó Beato.

El milagro que lo convierte en Beato

Candela Giarda vive en Paraná, Entre Ríos, y en el 2011, cuando tan solo tenía 10 años, su vida se vio afectada por una extraña enfermedad. Candela hizo una vida normal hasta los 10 años, que fue cuando se enfermó.

Empezó con dolor de cabeza. Yo pensaba que era porque necesitaba anteojos. La llevé al consultorio del pediatra y del oftalmólogo, pero nadie sabía decir qué tenía, porque el único síntoma era el dolor de cabeza”, le contó su madre al diario Infobae.

A una semana de haber ido al oftalmólogo, Candela comenzó a sentirse peor, con vómitos y fiebre; por ese motivo su madre decidió llevarla a la guardia de un hospital de Paraná, donde les dijeron que estaba incubando un virus.

En la madrugada del 27 de marzo empeoró su situación, por lo que su madre decidió llevarla al hospital pediátrico de Paraná, donde quedó internada y en pocas horas pasó a estar en coma, en respirador artificial y con convulsiones, lo cual se complicó ya que, aunque le daban anticonvulsivos, no lograban que le hicieran efecto.

En el hospital de Paraná la monitoreaban las 24 horas, pero ningún médico era capaz de explicar qué enfermedad estaba padeciendo, incluso cuando llegó a la Fundación Favaloro nadie le podía dar un diagnóstico exacto. Años después, los médicos descubrieron que la patología que sufrió fue  FIRES (síndrome epiléptico por infección febril), esta enfermedad afecta a una persona en un millón y casi siempre es mortal.

Para llegar a Buenos Aires, Candela viajó desde Paraná, en ambulancia e intubada. Su madre comentó que cuando llegaron a la Fundación Favaloro, su hija empeoró. “Desde que llegamos a Favaloro, Cande empeoró en vez de mejorar. No tenía expectativas de vida, Hasta me llegaron a decir que volviera a Paraná para que muriera en mi casa, le contó Roxana, la madre, a diario Infobae.

Roxana, que es muy creyente desde el momento que llegó a Buenos Aires, empezó a ir a rezar a la parroquia Nuestra Señora de la Rábida, ubicada a metros de la clínica. Pero la noche del 22 de julio fue la más desesperante ya que la doctora le dijo que ya no había nada más para hacer, que Candela esa noche moriría, entonces la madre, desesperada, decidió acudir al templo donde concurría casi todos los días desde su llegada a la ciudad.

Allí conoció al Padre José Dabusti, quien la contuvo durante todos esos días, pero en la noche en que recibió la noticia de que los médicos ya no podían hacer nada más le pidió al Sacerdote si podía ir a ver a Candela. Cuando el sacerdote llegó a la habitación de la niña se acercó a su cama y comenzó a rezar, le dijo a la madre que pusiera las manos sobre la cabeza de su hija y el cura la encomendó al papa Juan Pablo I.

Horas después, Candela empezó a mejorar, los médicos no podían creer lo que estaba pasando y no encontraban razones para explicar su mejoría tan repentina. Solo pasaron en 24 horas de un cuadro en donde su vida pendía de un hilo a estar en una habitación común y no en terapia intensiva.

Después de esta situación, José Dabusti decidió mandarle una carta al Papa contándole el milagro; desde ese momento se inició una investigación que concluyó que fue un milagro realizado por Juan Pablo, por lo fue proclamado Beato. Lamentablemente, Candela no pudo ir a la ceremonia ya que sufrió una lesión en el pie,  tal como explica en un video que mandó al Vaticano y también fue subido a Twitter.

Tomás F. Raggio, 2° A TT