Roma fue el escenario del regreso soñado de Franco Tenaglia. En la capital italiana, el argentino se reencontró con la gloria al derrotar por decisión dividida al británico Ben Bonner, en una pelea intensa y pareja que mantuvo al público expectante hasta el último segundo. Con tarjetas de 48-47, 47-48 y 48-47, el ex campeón mundial de peso ligero del Bare Knuckle Fighting Championship (BKFC) volvió a demostrar que está listo para recuperar el cinturón que alguna vez le perteneció.
Desde el inicio del combate, Tenaglia dejó en claro su idea: presionar, dominar el centro del ring y castigar con su derecha, una de sus armas más efectivas. Bonner, con un estilo más defensivo, buscó mantener la distancia y apostar al contragolpe, pero la insistencia del argentino terminó marcando la diferencia. Con su habitual agresividad controlada, Franco conectó golpes precisos que desgastaron al británico y le permitieron llevar el ritmo de la pelea.
El duelo fue cerrado, de esos que se definen por pequeños detalles. Bonner intentó reponerse en los últimos asaltos, aprovechando su movilidad y buscando abrir los espacios con combinaciones rápidas, pero Tenaglia supo mantener la calma, la energía y cerrar cada ronda con autoridad. Al sonar la campana final, la sensación era clara, el argentino había hecho lo suficiente para llevarse el triunfo, aunque las tarjetas reflejaron lo ajustado del combate.

Más allá del resultado, la victoria tiene un valor simbólico enorme. Tenaglia volvía al ring sin guantes después de un tiempo de inactividad, producto de los inconvenientes con la visa que le impidieron defender su título mundial en Estados Unidos. Aquel parate forzado no hizo más que fortalecer su convicción. “Fue mucho sacrificio, volver después de todo lo que pasé no fue fácil”, expresó tras la pelea, visiblemente emocionado. Y tenía motivos: su regreso no sólo lo repuso en la competencia, sino que lo devolvió a la conversación grande del bare knuckle internacional.
Tenaglia, nacido en Burzaco, provincia de Buenos Aires, viene construyendo una carrera marcada por la perseverancia. A base de esfuerzo, se ganó un lugar en un deporte que combina técnica y brutalidad en partes iguales. Su consagración llegó en octubre de 2024, cuando venció a Tony Soto en Marbella y se convirtió en campeón mundial de peso ligero de la BKFC. Sin embargo, la imposibilidad de viajar a Estados Unidos para defender el cinturón lo obligó a alejarse por un tiempo. Esta pelea en Roma significó su reaparición oficial, y lo hizo a lo grande.
“Estoy de vuelta, más fuerte que nunca”, declaró luego del combate. Y no fue sólo una frase para la tribuna: su rendimiento, su disciplina y su preparación física dejaron en claro que está en plenitud. La pelea ante Bonner, además, lo reposiciona como serio contendiente al título. En el horizonte asoma un posible enfrentamiento con el ganador del combate entre los excampeones Luis Palomino y Austin Trout, programado para diciembre. Ese duelo podría definir al próximo retador al cinturón, y Tenaglia ya dejó claro que está listo para ese desafío.
El triunfo en Roma también fue un mensaje para el público argentino y latinoamericano. El bare knuckle una modalidad que prescinde de guantes y prioriza la técnica del golpe limpio y la resistencia física ha ganado terreno en los últimos años, y figuras como Tenaglia contribuyen a su expansión. Su estilo agresivo, su mentalidad ganadora y su identidad latina conectan con una audiencia que busca nuevas historias dentro del mundo del combate.
Con este regreso, el argentino no solo recuperó su lugar en el circuito, sino que reafirmó su vigencia. Cada golpe, cada paso al frente, fue una muestra de que las pausas pueden ser también oportunidades para renacer. Tenaglia no volvió por revancha, sino por destino: para ocupar el lugar que siente que le pertenece.
La noche romana quedará como un punto de inflexión en su carrera. Porque más allá del resultado, Franco Tenaglia volvió a demostrar que el verdadero combate no siempre se libra en el ring, sino en la constancia y en la fe por volver a empezar. Su historia sigue escribiéndose, a puño limpio, con la bandera argentina en alto y la mirada puesta en el cinturón que lo espera.
Tobías González – 2°A Turno Mañana
