Del sueño al contrato: cómo los jóvenes de otros continentes se consolidan en Europa

Las potencias europeas dependen cada vez más del talento importado, con jóvenes que llegan listos para competir al máximo nivel.

Cada vez son más los chicos de África, Asia y Sudamerica que aterrizan en Europa siendo adolescentes y que contra todo prejuicio se asientan. No llegan sólo como promesas, sino como titulares o recambios habituales en clubes grandes. Un caso rotundo sin irnos tan lejos es el de nuestro compatriota Franco Mastantuono, fichado por el Real Madrid tras un seguimiento desde River Plate y ya con goles y minutos en competiciones europeas.

El récord que logró Franco Mastantuono en el Real Madrid | El Gráfico

No es casualidad: clubes y observatorios dedican recursos a scouting global, academias y alianzas con ligas locales. El CIES (Centro Internacional de Estudios del Deporte), que hace mapas sobre la migración de jugadores, viene documentando la expansión de expatriados y cómo cambian las rutas de talento hacia grandes ligas europeas. Eso facilita que un extremo japonés o un delantero nigeriano pasen de ser figuras juveniles en sus países a profesionales consolidados en Europa antes de los 20.

Asia nos aporta un ejemplo, el de Takefusa Kubo. Jugador criado entre La Masia y la liga española que hoy es un nombre estable en primera y una referencia de que los asiaticos pueden integrarse tácticamente y liderar proyectos en Europa.

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En África el fenómeno se siente en clubes grandes y en la nómina de premios juveniles. Jóvenes nóminados por la CAF y listados por medios especializados muestran que el continente exporta talento que se adapta rápido a la exigencia europea. Esa ola suma virtudes concretas para los equipos: físico, versatilidad y una mentalidad competitiva templada en campeonatos locales muy intensos.

Pero ¿que hay detrás de la consolidación? Tres cosas claves: Inversión en captación temprana, regulaciones que permiten fichajes a los 18 y mejoras en la transición (préstamos, tutelajes). Además, la data y los observatorios hoy en día cambiaron la percepción, ya que hoy no importa tanto la nacionalidad sino el perfil del jugador y su proyección.

El resultado de todo esto es una Europa cada vez más plural. Los clubes que antes apostaban por países concretos ahora miran el mapa entero y apuestan por talento jóven de Argentina, Brasil, Japón, Nigeria, entre muchos otros. Para los chicos, la recompensa es enorme, porque tienen una formación de élite y exposición, pero también tienen sus riesgos al no adaptarse culturalmente y la presión de los medios.

Tomás Laplana. 3ºB, TN.