Tanto Kicillof como Cristina entendieron que debían dejar de lado las diferencias y los egos de lado para intentar recuperar el poder que hoy se encuentra en manos de Milei y su entorno. Después de la victoria en las elecciones de agosto, desde el peronismo advirtieron que era posible obtener un buen resultado en las elecciones nacionales y que la clase media empezó a soltarle la mano al líder libertario.
En la reunión se establecieron los objetivos para resurgir de las cenizas que quedaron luego de los cuatro años de gobierno de Alberto Fernández. Son conscientes que, para poder poner de rodillas al «león», deberán mantener los diez puntos de ventaja en la provincia de Buenos Aires y realizar una buena elección en Córdoba y Santa Fe. Sólo de esta manera podrían obtener un triunfo.
Desde el corazón del peronismo se ilusionan con volver. Sienten que la decisión de Kicillof de separar las elecciones terminó siendo positiva y que el presente del gobierno de Milei -con la recesión, las complicaciones para llegar a fin de mes de la clase media y baja , y los escándalos por coimas- podría beneficiarlos en las elecciones nacionales.