La noche se tornó crítica en Ezeiza cuando una potente explosión sacudió el Polígono Industrial Spegazzini. El estruendo llamó la atención de los vecinos, muchos de los cuales corrieron hacia sus ventanas al escuchar el estallido y ver cómo una columna de fuego se elevaba desde varias naves fabriles.
Desde el primer momento, el escenario fue caótico: alrededor de 380 bomberos intervinieron con 70 unidades terrestres y más de 100 vehículos adicionales, incluyendo móviles de salud, fuerzas de seguridad y personal de Defensa Civil. Las llamas arrancaron con fuerza en depósitos de al menos siete galpones, algunos vinculados a la industria química, otros a insumos agrícolas y plásticos.
El fuego generó emisiones de humo negro, visibles desde kilómetros de distancia, y puso en alarma a las autoridades. Se desplegaron drones, helicópteros y equipos especializados para monitorear el avance del frente ígneo y prevenir su expansión hacia otras industrias. Además, se prestó especial atención a una planta frigorífica cercana que almacene amoníaco, para evitar que la combustión alcance zonas de alto riesgo.
Según informó el intendente Gastón Granados, las explosiones fueron tan intensas que rompieron vidrios en casas vecinas y generaron daños estructurales, lo que motivó evacuaciones preventivas en sectores residenciales lindantes al perímetro industrial.
En cuanto al saldo humano, al menos 20 personas sufrieron lesiones. Carlos Santoro, director de la Clínica Monte Grande, reveló que recibieron pacientes con cortes por vidrios y quemaduras leves. Uno de ellos, un hombre mayor que había sufrido un infarto, se encuentra en una unidad de cuidados intensivos. También fue atendida una mujer embarazada por dificultad respiratoria, aunque fue dada de alta posteriormente. Por su parte, las autoridades sanitarias informaron que no quedan pacientes internados en hospitales públicos y que quienes han recibido atención en clínicas privadas evolucionan favorablemente.
La calidad del aire fue inspeccionada por la Policía Ecológica y por equipos ambientales provinciales. Aunque el humo presentaba partículas suspendidas, desde Defensa Civil insistieron en que no se trataba de una nube altamente tóxica. “No es una situación extremadamente peligrosa”, declaró el director, aunque recomendó continuar con precaución. Con el correr de las horas, la recomendación para los vecinos se flexibilizó: si bien ya no era obligatorio permanecer dentro de los hogares, se aconsejó evitar la circulación cerca de la zona sin necesidad.
Según fuentes oficiales, el incendio ya está contenido, aunque no extinguido: las llamas se mantienen dentro de un perímetro definido y los bomberos continúan enfriando focos calientes para evitar brotes. Una de las principales prioridades del operativo fue proteger un galpón de gran riesgo que almacena amoníaco, dada su proximidad a los sectores en llamas.
En el frente institucional, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rapallini, explicó que el siniestro no se produjo dentro de parques administrados por su organización, sino en un “sector abierto” del Polígono Spegazzini. A su vez, señaló que entre cinco y seis empresas resultaron alcanzadas, incluyendo una de químicos y otra de envases plásticos como Plásticos Lagos, y mencionó una posible relación con un depósito llamado Chemotécnica.
Desde el Ministerio de Seguridad bonaerense informó que se desarrolló un relevamiento posterior para analizar las causas del accidente. Además, gendarmes y policías federales colaboran con el control del perímetro mientras los bomberos refuerzan barreras para contener la carga calórica y evitar que el fuego se propague.
Este episodio generó alarma entre la comunidad industrial y local, ya que reavivó el debate sobre los riesgos de tener fábricas con materiales inflamables cerca de entornos habitados. Las investigaciones continúan para determinar qué provocó las explosiones y cuál fue el origen de un fuego que, en pocas horas, dejó una estela de destrucción y dejó en vilo a toda la zona.
Santiago Abraldes, 2° A TT
