Los Ángeles Lakers comienzan la nueva temporada de la NBA con una noticia que ningún fanático quería escuchar: LeBron James estará fuera por al menos un mes debido a una lesión en el tobillo izquierdo. El diagnóstico oficial, confirmado por el cuerpo médico del equipo, indica una distensión moderada que requerirá reposo y un proceso de rehabilitación supervisado. Aunque no se trata de una lesión grave, sí representa un contratiempo importante para una franquicia que busca consolidarse nuevamente como candidata en el Oeste.
El incidente ocurrió durante un entrenamiento en el complejo de El Segundo, donde el jugador sufrió una torcedura al realizar un cambio de dirección. A pesar de intentar continuar, el dolor obligó a detener la práctica y realizar estudios inmediatos. Según informó el periodista Shams Charania, la franquicia decidió no arriesgar al cuatro veces campeón de la NBA y priorizar su recuperación completa, con la expectativa de que regrese recién a mediados de noviembre.
Con 40 años y en su temporada número 23 en la liga, LeBron sigue siendo el eje sobre el cual gira el funcionamiento ofensivo de los Lakers. En la última campaña promedió 25,4 puntos, 7,9 rebotes y 8,1 asistencias por juego, números que evidencian su vigencia y su impacto en el rendimiento del equipo. Su ausencia no solo deja un vacío estadístico, sino también de liderazgo dentro y fuera de la cancha.
El entrenador Darvin Ham deberá reconfigurar la rotación inicial, apostando a Anthony Davis como principal referencia y otorgando mayor protagonismo a jóvenes como Austin Reaves y Rui Hachimura. Además, el reciente fichaje del base D’Angelo Russell, que tuvo un cierre de temporada irregular, cobra ahora un rol central en la conducción del juego. “Todos sabemos lo que significa LeBron para nosotros, pero este grupo tiene carácter y va a responder”, declaró Ham en conferencia de prensa, intentando transmitir calma en un momento clave.
En lo colectivo, la ausencia del veterano alero podría condicionar el arranque del calendario. Los Lakers tendrán un inicio exigente, con enfrentamientos ante Denver Nuggets, Phoenix Suns y Golden State Warriors, tres de los equipos más poderosos de la conferencia. En ese contexto, cada partido sin LeBron podría pesar de cara a la clasificación, especialmente considerando la paridad que caracteriza al Oeste en los últimos años.
La lesión también reaviva el debate sobre el manejo del físico de las estrellas veteranas en una liga que exige al máximo durante más de 80 encuentros. James, que cumplirá 41 años en diciembre, se ha destacado por su disciplina y preparación, pero las lesiones musculares y articulares comienzan a aparecer con mayor frecuencia. En las últimas tres temporadas, el alero se perdió un total de 68 partidos, una cifra que contrasta con su legendaria durabilidad en los primeros años de su carrera.
Mientras tanto, desde la dirigencia angelina se mantiene el optimismo. Fuentes cercanas al equipo aseguran que el objetivo es tener a LeBron completamente recuperado antes del tradicional “Christmas Game”, el partido de Navidad que los Lakers suelen protagonizar y que este año los enfrentará nuevamente a los Celtics. “Queremos que vuelva al 100%. No hay apuro, pero tampoco margen para relajarse”, afirmaron desde el entorno del cuerpo técnico.
La ausencia del máximo anotador histórico de la NBA plantea un escenario de incertidumbre, pero también una oportunidad para que los jóvenes del plantel den un paso al frente. En un año donde se especula con que podría ser su última temporada, cada ausencia de LeBron se siente como un recordatorio de que el final de una era está cada vez más cerca.
Los Lakers, acostumbrados a las luces y al drama, tendrán que reinventarse una vez más. Sin su líder, pero con la exigencia de seguir siendo protagonistas, el desafío está planteado: resistir sin LeBron y llegar con vida a diciembre. Porque, cuando vuelva “The King”, el equipo necesitará estar en condiciones de luchar por algo más que sobrevivir en la tabla.
Facundo Damonte, 2° B, turno mañana