De película: un robo de siete minutos en el Museo del Louvre

El domingo por la mañana, ladrones ingresaron a uno de los salones y se llevaron joyas de la realeza francesa, en uno de los golpes más audaces de los últimos tiempos.

Robo en el Louvre

El domingo por la mañana, un grupo de ladrones disfrazados de obreros ingresó al Museo del Louvre, en París, y protagonizó uno de los robos más audaces de los últimos tiempos: en apenas siete minutos se llevaron nueve joyas de la realeza francesa, entre ellas una tiara, collares y piezas engarzadas con más de siete mil diamantes, cien esmeraldas y varios zafiros. Lo que significa una humillación para la seguridad de uno de los museos más importantes del mundo y una pérdida de patrimonio muy importante.

No volvió a ocurrir una situación de tal magnitud desde la desaparición de la Mona Lisa en 1911, la cual había causado un revuelo impresionante. Lo que no se esperaba, es que esto ocurriese 114 años después, con toda la tecnología que se tiene acceso como: cámaras de seguridad, sensores, vidrios blindados y cantidad por demás de efectivos de seguridad en cada uno de los salones.

¿Cómo lo lograron?

Toda la secuencia duró menos de siete minutos, lo que lleva a suponer que el grupo de delincuentes había estudiado previamente el espacio, los horarios y los puntos ciegos de la seguridad. El salón donde estaban las joyas se encontraba en refacción, por lo que era habitual ver obreros con chalecos amarillos reflectivos, detalle que ayudó a que su presencia no despertara sospechas entre los propios empleados y los encargados de seguridad. 

El modus operandi fue preciso: estacionaron un camión del lado del río Sena, equipado con una escalera extensible que les permitió acceder al segundo piso del edificio. Con una cortadora de disco rompieron el vidrio y, una vez adentro, abrieron las vitrinas donde estaban las piezas más valiosas. En cuestión de minutos se llevaron las joyas y escaparon en dos motocicletas de alta cilindrada. Para la suerte de los franceses, una de las piezas cayó durante la huida, lo que permitió a la policía recuperar una parte mínima del botín.

Las cámaras de seguridad captaron a tres personas con el rostro cubierto con pasamontañas. Los investigadores sospechan que el robo fue planeado por una red internacional de tráfico de arte, posiblemente con vínculos en Suiza o los Países Bajos, donde suelen venderse piezas robadas por encargo o utilizarse como moneda de cambio. También se cree que las joyas las pudo haber pedido algún magnate, que por obvias razones no podría exponer las joyas, sólo podría tenerlas escondidas para un deleite personal. 

El reconocido detective de arte Arthur Brand señaló: “Es más fácil robar en un museo que en una joyería famosa”, ya que las instituciones priorizan la accesibilidad al público antes que las medidas de seguridad extrema. “No fue un robo al azar: sabían exactamente qué buscar y cómo hacerlo”, afirmó contundente.

¿Qué joyas se llevaron?

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Vitrina saqueada por los ladrones en la Galerie d’Apollon.

El Ministerio de Cultura francés confirmó que las piezas sustraídas formaban parte de la colección napoleónica, entre ellas una tiara de la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, además de collares, pendientes y broches engarzados con cientos de diamantes y esmeraldas. El valor estimado del robo ronda los 88 millones de euros, aunque el daño patrimonial y simbólico es imposible de calcular.

La directora del museo, Laurence des Cars, calificó el hecho como “un golpe al corazón del patrimonio nacional” y reconoció que hubo una falla grave en el sistema de seguridad. Tras el incidente, el Louvre permaneció cerrado todo el día y se reforzó la vigilancia en las salas más antiguas. La funcionaria presentó su renuncia, que fue rechazada por el Ministerio de Cultura.

El presidente Emmanuel Macron expresó su indignación y aseguró que el Estado “no descansará hasta recuperar cada una de las joyas robadas”. La Interpol ya emitió alertas internacionales y se analizan posibles movimientos de piezas en casas de subastas privadas y puertos europeos.

Más de un siglo después del robo de la Mona Lisa, el Louvre vuelve a quedar en el centro de la escena, esta vez por un golpe digno de película. Un robo que pone en jaque la seguridad del museo más visitado del mundo.

Ariadna Lisette Santillán Alfano – 2° A TT