El cambio responde a un fenómeno global: los hábitos de consumo deportivo están en plena transformación. Cada vez más hinchas siguen partidos desde dispositivos móviles, buscan resúmenes inmediatos y consumen transmisiones alternativas. La televisión, que durante décadas concentró el poder del negocio, ya no alcanza para satisfacer a una audiencia fragmentada y en constante movimiento.
Lo más relevante es que la UEFA permitirá a gigantes como Amazon Prime, Netflix o Apple TV pujar por derechos exclusivos. Ya no se tratará solo de dividir mercados por territorios, como hasta ahora, sino también por paquetes digitales. Así, una plataforma podría quedarse con encuentros de fase de grupos, otra con instancias decisivas y otra con contenidos complementarios.
Este nuevo esquema promete mayores ingresos para los clubes y un reparto más competitivo del negocio. Sin embargo, abre también un interrogante para los hinchas: seguir toda la Champions podría implicar contratar más de un servicio. En paralelo, cadenas históricas como ESPN, Sky o Movistar presionan para no perder el terreno que dominaron durante años.
Desde la UEFA defienden el cambio como una evolución necesaria. “Es un paso natural hacia el futuro del deporte”, afirman en Nyon. Con esta medida, la Champions no solo busca ser referencia en lo futbolístico, sino también convertirse en pionera en el ecosistema digital del entretenimiento.