Gonzalo Peillat, de héroe a ¿villano de una historia mal contada?

Defendió la camiseta de Los Leones y fue de los jugadores más importantes de las últimas décadas, pero renunció dos veces por peleas con dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. Terminó nacionalizándose alemán y desató la polémica en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Gonzalo Peillat mostrando su pasaporte alemán. Fuente: Diario Olé.

El deporte argentino se caracteriza por tener historias casi mitológicas. Héroes. Ídolos. Antihéroes. Villanos. Y si bien todas son únicas, a pesar de que muchas tengan algunas semejanzas entre sí, hay una que tiene un brillo especial. Una que, en la época de los documentales deportivos vía plataformas digitales, merece ser llevada a las pantallas de las personas. Claro, porque no hay dos deportistas que hayan pasado de ser amados por los hinchas, a criticado y repudiado por gritar un gol en contra de su país. Gonzalo Peillat es único, sin importar los juicios de valor.

Nacido en Buenos Aires y con el palo de hockey sobre césped bajo el brazo, Peillat comenzó a los cuatro años a jugar en el Club Mitre, donde en 2010 se consagró campeón del Torneo Metropolitano con apenas 18 años. Rápidamente, se transformaría en el jugador más joven en disputar los Juegos Olímpicos con la camiseta de la Selección Argentina, en Londres 2012, y su carrera iría en ascenso de manera exponencial. Entre 2012 y 2017 ganó Campeonato Panamericano Junior, Campeonato Sudamericano, dos Copas Panamericanas, Juegos Sudamericanos y Panamericanos, y la alegría más grande con Los Leones, el oro olímpico de Río 2016.

Individualmente, fue elegido como el Mejor Jugador Joven del Mundo en 2014, lo que marcaba lo que verdaderamente era y sigue siendo: un crack. Sin embargo, luego de alcanzar la cúspide del hockey con su país, algo se rompió. Una relación sin retorno con Carlos «Chapa» Retegui, que derivó en la división del plantel campeón y su primera renuncia con Argentina. «En ese momento dice que no va a continuar y que iba a empezar un proceso nuevo en el seleccionado en base a los próximos torneos que teníamos. No entendí en ningún momento cómo una persona nos podía decir en la cara al equipo campeón olímpico que no tenía más ganas de entrenarnos y que no tenía más energía, que necesitaba dar un paso al costado. Al mismo tiempo lo entendí, superhonesto y correcto», señalaba Peillat hace no mucho.

Pero lo que lo terminó de «empujar» a dar su paso hacia el costado fue que, en palabras del propio jugador, «a las tres semanas pasó algo completamente distinto, volvió con doble función. Entonces di mi punto de vista, que me parecía deshonesto de parte del equipo (aceptarlo) y a nadie del hockey le resultó raro». Consideraba que había un «manoseo» del cual «muchos se empezaron a querer acomodar».

Volvió en 2018, cuando Retegui dejó de ser el técnico del combinado nacional y fue reemplazado por Germán Orozco. Pero encontró todavía rezagos de la gestión anterior. «Un grupo diciendo ‘B’, el técnico ‘C’ y el otro grupo tan perdido que no sabía qué rumbo tomar», comentó. Al poco tiempo nuevamente dio marcha atrás y decidió emigrar. Fue así como, gracias a haber jugado en Mannheimer HC de Alemania durante seis años, obtuvo la ciudadanía alemana y empezó a representar a la selección teutona.

La historia entre el defensor y Los Leones no se había cerrado. Faltaba un capítulo más. El que lo iba a catalogar por una gran porción del país como «traidor». Para los Juegos Olímpicos de París 2024, Argentina y Alemania se enfrentaron en cuartos de final, cuando en un córner corto (la especialidad de Peillat), marcó el 2-1 parcial y festejó enérgicamente el tanto alemán.

Pero no fue hasta el post partido cuando redobló la apuesta y se convirtió en el centro de las críticas de tanto los fanáticos como los no simpatizantes del deporte: «Hay muchas cosas que las leo, pero qué sé yo. Hay que tener mente fría: decir no importa y seguir para adelante. Cuando tomé la decisión supe que iba a haber un 50% de gente que le iba a gustar y un 50% que no, pero al final es mi vida. Al que le guste bien y al que no le guste sorry, como dijo Maradona: ‘Que la sigan chupando'». Al momento que esas palabras salieron de la boca de Peillat, la puerta de la Selección, que ya estaba levemente entornada, se cerró definitivamente. Al igual que la novela, de varios capítulos cuasi borgeanos, llegó a su fin.

Dante Di Rocco, 2° B, turno mañana