Se cumplen 17 años de la medalla dorada obtenida por la Selección Argentina de fútbol en Pekín 2008

Con un gol de Ángel Di María, la Albiceleste derrotó 1-0 Nigeria en el Workers Stadium de Beijing para colgarse su segunda y última medalla en esta disciplina.

La Selección Nacional llegaba a los Juegos Olímpicos con grandes expectativas pero sobre todo con la principal misión de defender el título logrado en Atenas 2004. En aquella oportunidad, los dirigidos por Bielsa conquistaron la dorada luego de derrotar en la final a Paraguay con gol de Carlos Tévez, para cerrar un certamen histórico donde finalizaron invictos y no recibieron goles.

Argentina arrancó su camino en Pekín con el pie derecho, logró el pleno de victorias en la fase de grupos y cómodamente accedió a la instancia eliminatoria. Las víctimas de aquel monopolio nacional fueron Costa de Marfil, Australia y Serbia.

La competencia seguía pero el nivel comenzaba a elevarse ya que en cuartos de final se tenía que medir ante Países Bajos, una selección con la que históricamente Argentina tiene una rivalidad especial, pero la Albiceleste pudo acceder a la semifinal luego de vencer al conjunto europeo por la mínima.

En la semifinal esperaba Brasil para disputar más que solo un clásico, el pasaje a la final de los Juegos Olímpicos. La Verdeamarela contaba con jugadores de clase mundial entre sus filas como Ronaldinho, Ramires, Thiago Silva y Marcelo pero nuevamente el seleccionado de Batista se impuso, esta vez por goleada, y clasificó a la gran final de Pekín.

El Estadio de los Trabajadores fue la sede que abarcó el gran desenlace del torneo, que tuvo como protagonistas a Argentina y Nigeria en busca del oro olímpico. La Albiceleste se coronó campeona luego de vencer a la selección africana con un gol de Di María, uno de los tantos goles que hizo en finales.

El título fue muy importante; por un lado era una nueva medalla para el palmarés del deporte argentino pero también daba la pauta de que se venía una camada de jugadores que llegaban con hambre de gloria y le iban a dar muchas alegrías al país.

Algunos de ellos se quedaron en la puerta en Brasil 2014, pero otros lo siguieron intentando hasta el final. Messi y Di María nunca se dieron por vencidos y sobre el final de sus carreras lograron con la selección mayor su máximo objetivo: ser campeones del mundo; y para así, transformarse en dos de los mejores jugadores del fútbol nacional de todos los tiempos.