Joaquín Finat: «Me encantaba verlo a Maradona, aunque solo pasara por ahí»

Entre 2006 y 2014, fue redactor de la selección argentina para el medio digital del diario Clarín; aquí, cuenta su experiencia

maradona mundial 2010

– ¿Cómo era tu trabajo?

– En Clarín se le daba bola al papel y a lo digital, que no era lo que es hoy. Generalmente, iban dos periodistas del papel y yo como soporte para el digital. Para el diario de papel, solía ir Daniel Avellaneda. Entonces, al terminar el partido, había que hacer dos comentarios. Uno para el papel y otro más en vivo, al instante, para la web. Era de menos análisis. Terminaba el partido y yo tenía que tenerlo publicado.

– ¿De qué manera te manejabas en el post partido?

– Como tenía que tenerlo listo ni bien terminaba el partido, generalmente, lo que hacía era hablar con un compañero y decirle dos o tres conceptos como para que lo escribiera él, así podía ver el partido tranquilo. Eso dependía de qué compañero tenía y de la onda. Porque, ni bien terminaba, tenía que cerrar la computadora, agarrar la camarita e ir para el vestuario. Era más sacrificado que el de papel, que era mucho más tranquilo.

– Considerando que trabajaste para el medio de papel en otras secciones, ¿con cuál te quedás?

– Me gustaba más el papel. Por decirte de alguna manera, en digital iba el ‘descarte’. Lo hacían porque estaban obligados a hacerlo. No estaban convencidos. Avellaneda nunca iba al digital, porque lo consideraban importante. En el digital se hacía mucho color. Se hacían muchas notas cortas con argentinos. Me costaba mucho cortarlo y editarlo. En cambio, en el de papel, terminaba el partido y pasabas los puntajes. Mi laburo era todo: la previa, el color y hacerlo en vivo. Era mucho más sacrificado, porque me pedían algo para todo el día.

– En los viajes, ¿estabas cerca de los protagonistas?

– Cuando viajábamos, Clarín siempre buscaba el hotel en el que estaba Argentina. No te dejaban pasar, pero como estaba ahí, pasaba. Los jugadores no te daban bola y a los periodistas menos, pero yo estaba ahí. Capaz cazaba algo, hablaba con algún dirigente o sacaba alguna nota o un dato.

– ¿Cuál fue la nota más especial que conseguiste?

– En Chile, lo esperé a Sabella atrás de las vallas. Le pregunté si le podía hacer una nota y me dijo que la conferencia de prensa era al día siguiente. Le respondí que quería algo particular y que necesitaba hacerle tres preguntas de otra cosa, pero siguió indicando que no podía. Me acuerdo que le dije: ‘Mis hijos van al Guadalupe, el colegio al que fuiste vos’. Ahí se frenó y preguntó por eso, lo que nos hizo empezar a hablar. Y después me consultó qué es lo que quería saber. Yo quería hacerle una nota por Chile, porque ahí debutó con la selección como jugador, con Bilardo. Todo mientras íbamos caminando. Me dio la entrevista encubierta. Eso fue lo más curioso.

– ¿Tuviste algún cruce con Maradona?

– En Paraguay, estaba yendo a mi habitación en el hotel, que era en el piso 6. Estaba en planta baja, me tomé el ascensor y, de repente, subió Maradona… Ahí decís: ‘Mierd*’. Estaba Bolatti, el Kily González y varios jugadores. Cuando llegamos el piso 6, donde me tenía que bajar, se abrieron las puertas y nadie bajó. Como yo era el único ‘extraño’, Diego me preguntó si bajaba. Le dije: ‘No, yo voy al piso 10 con vos’. Y me respondió: ‘Mirá que a mí me gustan las mujeres, nene. Cuidadito… Je’. Y se me rieron los jugadores. Después se bajaron y yo volví al piso de mi habitación. Me encantaba verlo a Maradona, aunque solo pasara por ahí.

– ¿Qué recuerdo personal te quedó de los viajes?

– Afuera valoran mucho al periodista argentino. Yo era un redactor común y corriente de Clarín, pero me han llevado a pisos a analizar sobre Argentina. Me creía Macaya Márquez y empezaba a divagar, ja. Nos dan bastante bola. La gente piensa que Clarín es todo. Era divertido. Tuve muchas más entrevistas afuera que acá. Todas las notas que tuve fueron por el peso de Clarín, que tiene mucha prensa. Te daba un respaldo. Me llamaron de Croacia e Italia por opiniones de Messi.

– ¿Pudiste viajar a algún Mundial?

– Estaba convencido que iba a ir al de Sudáfrica, pero en diciembre me enteré que no. Me llamó mi jefe y me dijo: ‘Van a ir 6 y vos sos el 7. Sos suplente. Si alguno no puede ir, vas vos’. Me quedé re caliente. Fui a todos los partidos. Cada vez que jugaba Argentina, en la previa siempre buscaba a un rival. Mi deuda es no haber ido a un Mundial.

– ¿Qué te quedó de la Copa América 2011?

– Me acuerdo de la sencillez con la que los brasileños trataban a la prensa en comparación con los argentinos. Entramos al campo de juego y vino uno del cuerpo técnico de Brasil para decirnos que nos acerquemos más. No lo podíamos creer. Estábamos acostumbrados a que Basile nos pida que nos quedemos a 50 metros… Recuerdo que estaba al lado de Neymar, que hacía jueguitos. Ahí me di cuenta de la diferencia de trato que hay entre Brasil y Argentina.

– ¿Qué fue lo mejor que viste?

– Vi el famoso 3 a 1 de Argentina a Brasil y lo que más me llamó la atención fue el gol de Brasil. Ver en vivo a Roberto Carlos patear un tiro libre y que la meta en un ángulo… Fue tremendo. Ese gol me impactó.

– ¿Algo que te haya emocionado?

– Me gustó estar de visitante con Argentina y ver cómo te emocionás. En Chile, lloré con el himno. Nos cantaban cosas de las Malvinas. Fue gritar el gol y pensar en qué nos iban a hacer. Generalmente no los gritaba, pero ese sí.

– ¿Qué balance hacés de esta etapa?

– Me gustaba mucho seguir a Argentina. Estaba bueno. Lástima que no agarré una época digital fuerte… Éramos muy menospreciados. ‘¿Quién le va a dar bola a la camarita?’, decían. Nos hacían chistes. Ganábamos la mitad de lo que ganaban ellos. Y hoy en día es al revés, porque al papel no le dan bola. Tuve mala suerte en ese aspecto. Después, tengo la autocrítica de que no me preparé tecnológicamente. Me mandaban a hacer un video y sufría. Quizás tendría que haberme puesto más las pilas. También tengo la desilusión de no haber visto a Messi bien. Creo que no vi ningún partido de Messi de 8 puntos, salvo el del 4 a 0 a Venezuela.