Ni los peores comienzos impiden los mejores finales. J. J. Spaun lo demostró en Oakmont, donde escribió una de las páginas más intensas del golf moderno. El estadounidense de 34 años, quien había comenzado su última ronda con cinco bogeys en seis hoyos, remontó lo irremontable y se coronó campeón del US Open 2025 con un cierre de película: birdie desde 19 metros en el hoyo 18, bajo la lluvia y frente a una multitud que contuvo el aliento.
Con un total de 279 golpes (uno bajo par), Spaun superó por dos impactos al escocés Robert MacIntyre y se llevó el trofeo, el respeto del circuito y una suma récord: 4,3 millones de dólares, la más alta jamás entregada en un Major. El US Open repartió este año 21,5 millones, reflejo del crecimiento económico del PGA Tour.
Pero el dinero es solo una parte. Spaun también se ganó una década de invitaciones al US Open, presencia asegurada en los otros tres grandes durante cinco años, tarjeta completa del Tour y un lugar en la próxima Ryder Cup.
El triunfo llegó, además, en el Día del Padre. Su familia lo abrazó en el green, entre lágrimas, mientras sus hijas gritaban “¡Papá ganó!”. El mismo que hace unos meses quedó a las puertas del título en The Players y parecía destinado al “casi”.
A veces, los héroes no aparecen por sorpresa: se forjan a fuego lento. Spaun no solo ganó un torneo; venció a sus propias dudas, se reinventó sobre la marcha y le puso final feliz a una historia que parecía escrita al revés. Porque el golf, como la vida, también premia a quienes se animan a volver a intentarlo.
Ariel Pérez Evans, 2° A, turno tarde