El regreso de Nonito Donaire al boxeo profesional no fue un simple acto simbólico ni una despedida encubierta: fue una victoria legítima y estratégica. A los 42 años, el filipino volvió al cuadrilátero tras casi dos años sin pelear, y lo hizo con una actuación sólida frente al chileno Andrés Campos en el Casino de Buenos Aires. Ganó por decisión técnica tras un corte accidental en el noveno asalto y se consagró campeón interino gallo de la Asociación Mundial de Boxeo.
Desde el inicio del combate, Donaire impuso el ritmo con inteligencia y precisión. Aunque ya no cuenta con la velocidad explosiva de sus mejores épocas, compensó con experiencia, manejo del ring y capacidad de anticipación. Campos intentó presionar, pero su plan se diluyó ante un rival que lo mantuvo a distancia y lo neutralizó en los cruces.
El momento determinante llegó en el noveno round. Un choque accidental de cabezas abrió un corte sobre la ceja derecha de Donaire. El médico del ring recomendó detener la pelea para evitar mayores complicaciones. Según el reglamento, al haberse superado el cuarto asalto, el desenlace se definió por puntuación técnica. Las tarjetas reflejaron la superioridad del filipino: 88-83, 87-84 y 87-84.
Con este triunfo, el púgil asiático amplió su récord profesional a 43 victorias (28 por KO) y 8 derrotas. Además de sumar un nuevo cinturón a su vitrina, quedó posicionado como retador obligatorio del campeón regular de la categoría, el estadounidense Antonio Vargas.
Donaire, multicampeón en cuatro divisiones y figura histórica del boxeo, no solo regresó para competir: volvió para seguir ganando. A esta altura, todo lo que consiga será leyenda.
Alan Martínez, 2° A, turno tarde