Cuatro playas salvajes y desconocidas en Buenos Aires

Son destinos muy tranquilos a los que se llega a través de caminos poco transitados, sin señales telefónicas ni internet, y totalmente fuera del radar, con menos de diez habitantes.

La chiquita es la playa más solitaria y agreste de la provincia de Buenos Aires.
La chiquita es la playa más solitaria y agreste de la provincia de Buenos Aires.

Los viajes a playas poco habitadas existen y visitar destinos nuevos siempre se disfruta. Son experiencias únicas que transforman cualquier escapada en una aventura inolvidable, entre el mar y una playa deshabitada.

Si bien, en las vacaciones de verano en Argentina, los balnearios de la costa Atlántica se encuentran colapsados, existe una ruta diferente, donde se encuentra paz y tranquilidad, la combinación perfecta para desconectarse del mundo por unos días.

Además, estas costas tienen contacto directo con la fauna, sus aromas y los paisajes únicos que presentan, muy lejos de los destinos más visitados por los turistas y también de los centros urbanos. La paz y la tranquilidad, se encuentran en las siguientes cuatro playas: La Chiquita, La Lobería, Punta Mejillón y Cabo Raso.

La playa Chiquita es la más solitaria de Buenos Aires y tiene una gran extensión que permite una absoluta libertad. Al norte se encuentra la Caleta Brightman, una entrada al mar más profunda, que suele ser un “paraíso” para los pescadores. Carina Rabanedo, es una encargada en este balneario que tiene 20 kilómetros de costa salvaje y afirmó que en la Luna debe haber más pisadas humanas que en Playa Chiquita. Además, su marido Alcides Stach, que es otro empleado del lugar, agregó, “Para conocer el paraíso, primero hay que conocer el polvo”, refiriéndose a los 70 kilómetros de camino salitroso que se deben hacer para llegar a esta costa única e inigualable en el mundo.

Otro de los balnearios es La Lobería, al que se llega por la ruta Nacional 1, que bordea el Mar Argentino. Además, el viaje se realiza pasando por el balneario El Cóndor y el Faro Río Negro, el más antiguo del país. La Lobería se encuentra resguardada por altos acantilados, con piletónes naturales que con la marea baja y el agua entibiada recrean un paisaje único. También, hay entradas a playas despobladas y vírgenes, como Playa Bonita. Muchos se acercan a esta playa porque sienten una energía especial. Para las familias, es el lugar ideal, un cielo sin contaminación ya que, la atmósfera está totalmente limpia.

El tercer balneario es Punta Mejillón, una playa que permite conectarse con la naturaleza pura y que cuenta con un solo habitante, Sergio Méndez, quién afirmó, “Tengo la mejor playa del mundo para mi solo, me encanta compartir este secreto”, dijo Sergio, que además comentó que no hay agua potable en el lugar y que una vez cada quince días llega un camión cisterna con 6000 litros para un puesto de guardafaunas. Méndez lleva 100 litros a su casa y luego va buscando, a medida que necesita. Punta Mejillón está a 120 kilómetros de Viedma y a la misma distancia de Las Grutas. No hay nada a 240 kilómetros a la redonda. La playa es de arena fina y cuando hay marea baja se ven atrapados meros, pejerreyes, lenguados, cornalitos, cangrejos y pulpos.

Por último, está Cabo Raso, un balneario desierto pero paradisíaco ubicado en Chubut. Ideal para quienes buscan disfrutar del mar, pero en tranquilidad. Es un lugar tranquilo que deslumbra con su belleza natural, habitado a veces por pescadores. Se destaca por su fauna, lobos marinos, petreles, choiques, guanacos y la típica flora patagónica. Cabo Raso tiene un mar tranquilo que lo convierte en un destino ideal para la práctica del surf y también es un buen punto para los amantes de la pesca y quiénes deseen realizar caminatas por los distintos senderos.

Teo Bella 2A TT