Era un martes como cualquier otro día, un 15 de octubre de 1996, en las oficinas del piso 13 que tenía Leonardo Simons sobre la Avenida Córdoba al 1300; llegó una hora antes, saludó a sus secretarias y se encerró en su oficina. Un rato después se sentó sobre la ventana y les dijo a sus secretarias que no lo salven. Aunque ellas trataron de tomarlo de sus pantalones, Simons soltó su cinturón y cayó al vacío. Treinta metros abajo terminó con su vida sobre el techo de un garaje lindante al edificio.
Con 49 años y un gran éxito televisivo como era Ta Te Show en Telefe, Leonardo Simón Wowe, así era su nombre real, decidió tomar esa salida; como lo dijo en una de las tres cartas que se encontraron en su cuerpo: “Mi bocho explotó y necesita paz. Adiós y hasta siempre. Los llevo en mi corazón.” La primera iba dedicada a sus amigos y seres queridos más cercanos. Otra de las cartas era para Ruth, su última mujer, en la cual decía que le había dado los mejores 10 años de su vida y que cuidara a sus hijas por el resto de su vida.
La última nota iba para sus hijas Vanesa y Barbie: “Papá prefirió tomar esta actitud que cree valiente porque se me reventó la cabeza y es mejor que ser una carga de por vida para ustedes, estando en un manicomio. Las amo como a nadie amé en este mundo”.
En 2017, Barbie Simons dijo en “PH: Podemos hablar”: “Ese lunes anterior al hecho, mi papá me había dado un abrazo tan fuerte como nunca lo había hecho. Al otro día voy al colegio y en el primer recreo me dio la sensación de querer llamar a mi viejo. De querer decirle algo, me quedé con ese abrazo del día anterior. Y no lo hice. Y al rato me entero, viene la directora, me llevan a mi casa. En el taxi yo ya sabía que algo había pasado sin que me lo digan. Siempre me quedé con esa sensación de qué hubiera sido si yo lo hubiera llamado a su celular y le hubiera dicho: ‘Te amo, papá, acá estoy’. Quizá la historia hubiese sido distinta, no lo sé.”
El hecho que desencadenó todo fue la profunda vergüenza y depresión que le agarró a Simons tras enterarse que su hermano, el ex juez Carlos Wowe, había sido condenado a prisión por tentativa de cohecho, tenencia ilegal de armas de fuego y pedir 200.000 pesos en coimas al periodista Bernardo Neustad para fallar a su favor en un juicio por “daños y perjuicios” que tenía con Franco Macri, el padre de Mauricio Macri – ex Presidente de la Nación-. La suma de dinero que trascendió del juicio alcanzaba los 5 millones de dólares.
Leonardo Simons no había tenido una infancia fácil. Hijo de Raúl Wowe, un inmigrante polaco que se escapó ante la invasión nazi en Polonia, y Zulema -su madre-. Se instalaron en Villa Crespo y durante su adolescencia trabajó en un almacén familiar en La Paternal y alternaba con otros trabajos temporales como animador de fiestas y vendedor ambulante.
Junto con su hermano pudieron terminar el secundario, pero luego cada uno tomó caminos diferentes. Como Leonardo se recibió de Técnico Mecánico se metió en la Facultad de Ingeniería de la UBA y en paralelo estudiaba Locución en el ISER. para 1968 obtuvo el título de Locutor y empezó a trabajar en Canal 13 en el programa La campana de Cristal que conducía Héctor Larrea y los otros colaboradores eran Julio Lagos, Fernando Bravo y Norberto Longo.
Apenas un año más tarde pasó a Canal 9 para conducir Música en Libertad y desde allí, hasta 1991, no paró de sacar éxitos de la mano de Alejandro Romay, tales como Feliz Domingo, Sábados de la bondad, Si de rating hablamos y Finalísima, que llegó a medir 43 puntos de rating, una locura para la época.
Para 1993 Telefé lo contrató para conducir un proyecto que era Ta Te Show, siendo este el pase del año televisivo.
En lo que corresponde a su vida personal, era una persona muy reservada con su intimidad y usaba unos looks muiy personales, como su peinado o los sacos con hombreras. Tuvo dos parejas, primero con la locutora Alicia Gorbato, con quien tuvo a sus dos hijas, Vanesa y Barbie y la segunda era Ruth Kisielmnicki, que en propias palabras de Simons era “una mujer súper inteligente, bonita y comprensiva que me conoce y me lleva muy bien”.
Ezequiel Garcia