Cameron Norrie, el británico que ya no es una promesa y busca consolidarse

La etapa dorada del Big Three (Novak Djokovic, Roger Federer y Rafael Nadal) parece estar llegando a su fin, y es allí donde nuevos tenistas […]

La etapa dorada del Big Three (Novak Djokovic, Roger Federer y Rafael Nadal) parece estar llegando a su fin, y es allí donde nuevos tenistas surgen y batallan para quedarse con el trono que dejen. Daniil Medvedev, Alexander Zverev, Stefano Tsitsipas, Andrey Rublev, Dominic Thiem son algunos de los que figuran como máximos candidatos, y el último domingo hubo un fuerte grito de un tapado, que salió de las sombras y avisó que va a dar pelea.

Se trata de Cameron Norrie. Su padre David, escocés. Su madre, Helen, galesa. Él nació en Johannesburgo, Sudáfrica. Pero a los pocos años de nacer se fue a Nueva Zelanda. Muchas banderas para elegir, se quedó con la de Gran Bretaña, tierra a la que arribó a los 16 años, para comenzar su carrera tenística. De pibe ya era un trotamundos.

Sin embargo, en Inglaterra (más precisamente Londres) no duró mucho y su camino empezó unos años más tarde, en la Universidad Cristiana de Texas, Estados Unidos. Allí empezó a mostrar sus dotes, que lo llevarían a ser número 1 en el ranking universitario, y a conocer a Facundo Lugones, el argentino que desde ese momento hasta la actualidad lo entrena.

En 2017 tuvo su estreno en el circuito ATP ante Horacio Zeballos, compatriota de su coach: le ganó en dos sets, por el torneo de Eastbourne. Y a partir de ese día, no hizo nada más que crecer. El último domingo, cuatro años después y a sus 26 años, se consagró campeón del Masters 1000 de Indian Wells, uno de los torneos más prestigiosos que tiene el circuito, sacando a los Grand Slams, al vencer por 3-6, 6-4 y 6-1 a Nikoloz Basilashvili.  Ya había eliminado a Diego Schwartzman en cuartos de final.

Fue su segunda conquista, tras ganar el ATP 250 de Los Cabos, también este año (o tercera, si se tiene en cuenta el torneo ganado en 2018, en Estoril, Portugal, junto a Kyle Edmund). Y rompió con el maleficio de los británicos en suelo californiano: Greg Rusedski, Tim Henman en dos oportunidades, y Andy Murray supieron alcanzar el partido decisivo, pero sin éxito.

Por eso, el ahora rankeado 16° del mundo aspira cada vez más alto. Y esto no es sólo meterse en el Torneo de Maestros de fin de año (lo juegan los ocho mejores). No, realmente Cameron sueña en grande. “Tiene en su cabeza el 1, nada más”, reveló Lugones, en una nota con Infobae. Condiciones al zurdo no le faltan, personalidad menos. Lo ha demostrado. Pero no sólo debe seguir creciendo, sino saber mantenerse, y a eso apuntará Norrie.

“Mi progreso ha sido bastante constante. No ha sido muy rápido, pero siempre tuve pequeñas mejoras en mi juego, creciendo cada año sin grandes saltos”, manifestó el oriundo de Sudáfrica tras su gesta en Indian Wells.

Más allá de tener estilos de juego distintos, y no ser físicamente parecidos, es imposible no mirarlo y pensar en él como el sucesor de Murray, como máximo exponente del tenis británico. El propio Andy, tres veces campeón de Grand Slam, dos veces medallista olímpico, y uno de los pocos que puso poner en jaque el reinado triple de Roger, Rafa y Nole (incluso supo ser número 1 del mundo), elogió en el pasado a Norrie, cuando este debió jugar de emergencia en la Copa Davis 2018 y consiguió un triunfo ante el español Roberto Bautista Agut, (23° del ranking en ese momento).

“Es una de las victorias más increíbles/resultado/remontadas que he visto en mucho tiempo en una cancha de tenis. Bien hecho por Cam Norrie y todo el equipo”, es lo que había expresado el tenista de 34 años en su momento, que aunque sigue compitiendo, ya está en la recta final de su exitosa trayectoria.

Pensado por él, expresado por su coach argento, y proyectado por los fanáticos del tenis, con el aval de una palabra autorizada como Murray. Cameron Norrie, que ya no tiene edad de promesa, pero sí tiene nivel de realidad, quiere dejar su huella. Ya dio el primer paso, ahora empieza el maratón.

 

Por Sebastian Ueberrhein