La puerta del terror

El 23 de junio de 1968 quedó marcado en la historia de todos los argentinos amantes del futbol, ya que ocurrió la mayor tragedia del […]

El 23 de junio de 1968 quedó marcado en la historia de todos los argentinos amantes del futbol, ya que ocurrió la mayor tragedia del futbol argentino. Ese fatídico día se jugaba el superclásico River – Boca y al finalizar el partido, se produjo un amontonamiento de personas en la Puerta 12 (hoy en día es la puerta L, que casualmente es la decimosegunda letra del abecedario) que terminó con la vida de 71 de ellas a causa de asfixia y golpes y dejó un total de 113 heridos.

El encuentro era por la 17ma fecha del Campeonato Metropolitano de 1968, en un estadio Monumental lleno de gente (se estima que había un total de 91.000 hinchas), que terminó 0-0 y con una perlita, ya que el encuentro empezó con demoras debido a una broma de Ángel Rojas a Amadeo Carrizo: le había robado su clásica boina y éste último se reusaba a jugar, ya que era su cábala.

 

Varias fueron las hipótesis de lo que pudo haber sucedido en esa salida. Un lugar sumamente oscuro y lleno de escalones y descansos resbaladizos. La primera, decían algunos testigos, que no se habían retirado los molinetes y las cortinas de las puertas metálicas estaban bajas.

Otra hipótesis, según un abogado de River, era que varios hinchas de Boca, para evitar que la Policía Federal los metieran presos, decidieron volver a entrar y se chocaron con la gente que bajaba, provocando una avalancha humana.

Otros hinchas acusaban a la Policía Federal de querer “peinar” la salida, ya que desde la hinchada de Boca habían tirado proyectiles al campo de juego y habían realizado cánticos en contra del gobierno militar de la época, conducida por el General Juan Carlos Onganía. Esta última generó posteriormente una canción: «No había puerta, no había molinetes, era la cana que nos daba con machetes”.

En una nota al diario Clarín, uno de los sobrevivientes, Miguel Durrieu decía lo siguiente: “En un principio era una avalancha normal, pero después se acrecentó. Iba por el aire, sin tocar el piso. Algo empezó a salir mal. La avalancha se detuvo. Cada vez estaba más apretado. Había gritos de pánico, de mucho miedo. La gente que estaba abajo quería subir. Estábamos uno arriba de otro bajo una terrible presión que no dejaba respirar. Me caí y después me desmayé. ¿Cuál fue el motivo de la tragedia? Nunca lo conocí. Yo me salvé de milagro. Quizá gracias a la gente que me ayudó porque era el más joven de todos y porque la avalancha se detuvo cuando yo estaba en un recodo de la escalera. Apenas tenía 14 años. Nunca más fui a ver a Boca…”

El promedio de edad de los fallecidos fue de 19 años; por ese motivo la causa quedó en manos del juez de Menores, Oscar Hermelo. Al momento de la catástrofe solo hubo dos detenidos con prisión preventiva, Américo Di Vietro y Marcelino Cabrera, intendente y capataz de River; la Justicia les aplicó, además, un embargo de 200 millones de pesos a cada uno y contra el club. Pero a fines de noviembre del mismo año, la Sala VI de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, integrada por Raúl Munilla Lacasa, Jorge Quiroga y Ventura Esteves, los dejó en libertad y quitó esos embargos para ellos y para River.

Mural hecho por la organización «Boca es Pueblo»

Luego de varios años, en 2008, Pablo Tesoriere, hincha de Boca y nieto del ex arquero xeneize en la época del amateurismo, Américo, realizó un documental sobre el hecho. La organización “Boca es Pueblo” también realizó un mural en las esquinas de Aristóbulo del Valle y Palos para recordar a los fallecidos.

Ezequiel Hernán García, Lucas Moschitta, Lucas Rocco – 2do año B, Turno Noche