En todo el mundo se diseñaron planes estructurales para detener la propagación del virus y evitar el colapso de la economía. Algunos países lo lograron con gran efectividad en la primera ola de transmisión, mientras que otros países apostaron a las cuarentenas estrictas para evitar los infectados.
La segunda ola de contagios tuvo gran repercusión en los países latinoamericanos; entre ellos, la Argentina. Las medianas y pequeñas empresas preveían que este contexto podría volver a ocurrir y se generaron ideas recursivas que permitieron poder soportar esta segunda cuarentena estricta de 9 días.
La alta cocina se reinventó y diseñó un mecanismo para enviar los productos armados para terminar en casa y así poder degustar del plato con las mismas características del restaurante original. El Cielo, Seratta, El Chato y Olivia Va, fueron los primeros en incursionar en este modelo gastronómico. El procedimiento es muy sencillo. Los comensales ingresan a la web del restaurante, seleccionan el plato que desean y a su casa le llegan los ingredientes pesados y porcionados junto con un instructivo para terminar la preparación. De esta manera, los productos mantienen una mejor calidad que la de un plato enviado por medio de un repartidor.
El chef de El Chato, Alvaro Clavijo, uno de los mejores del país, aseguró: “Esta propuesta no es un negocio para lucrar, eventualmente puede llegar a ser importante, pero por el momento es para suplir los gastos de nómina y obligaciones. Sin embargo, es una opción más válida que los domicilios tradicionales”.
Otra idea novedosa que tomó fuerza en la última semana fue la que desarrollaron los paseadores de perros. Por un lado, las escuelas caninas acogieron por estos 9 días a las mascotas, y de esta manera evitaron que los animales se estresen en casa, ante la imposibilidad de poder concurrir a los parques públicos. Estos espacios cuentan con personal calificado que viven en el lugar y con grandes ambientes para la interacción entre los caninos.
Por el otro lado, están aquellos que tienen el permiso como repartidores de comida, pero que en realidad desempeñan el rol de paseadores. Estas personas recogen las mascotas en pequeñas cantidades y los llevan a los diferentes parques de la zona. En cortos periodos de tiempo, agotan sus energías con juegos lúdicos y de esta forma cuando el perro llega a sus casas está tranquilo.
Según María Gonzalez, paseadora del sector de Caballito, puede pasear «entre 14 perros por día en siete jornadas de a dos perros por ciclo». Ella resalta la satisfacción personal de poder ayudar a los caninos y ahorrarle a los dueños, adultos mayores en su mayoría, la posibilidad de contagiarse en las calles. Sin embargo, reconoce que no llega a ser «la mitad de los ingresos» que obtenía cuando podía llevar «hasta 15 perros por hora».
Un caso muy resonante en redes sociales fue el del peluquero Emilio Coiffeur. «Ahora atendemos como dice Alberto, hacemos take away«, publicó el estilista en su cuenta de Instagram. El trabajador de 76 años tiene su propio salón de belleza desde finales de los años ochenta en el centro de la ciudad de Rosario, Santa Fe.
El sector de la belleza ha sido uno de los más golpeados ante la imposibilidad de atender a sus clientes en las instalaciones. Los peluqueros han optado por asistir a las residencias de sus clientes y así cumplir con el servicio. Sin embargo, los domicilios muchas veces no cuentan con adaptaciones necesarias para los instrumentos de trabajo; eso sin mencionar que los adultos mayores son los principales clientes y el miedo al contagio impide el “delivery” del servicio.
A partir de esta semana, algunas jurisdicciones, como la Ciudad de Buenos Aires, retomaron la apertura de los comercios. Sin embargo. la cantidad de contagios no disminuye y el número de vacunas suministradas aún avanza lentamente. Los dueños ven con esperanza esta fecha, pero son conscientes que hay que seguir reinventándose para no ceder ante la emergencia sanitaria. El desarrollo digital y las redes sociales han permitido a los negocios mantener cierta productividad. Pero como ellos indican, no alcanza para «llegar a fin de mes» y cubrir todos los gastos.