Rui Hachimura, una huella persistente de racismo en la NBA

El racismo sigue tomando dimensión en la NBA pese a que los protagonistas y gran parte de la sociedad están en continua lucha contra el […]

El racismo sigue tomando dimensión en la NBA pese a que los protagonistas y gran parte de la sociedad están en continua lucha contra el racismo y se han obtenidos buenos resultados, que por momentos retroceden y dejan expuestos una problemática nociva, que afecta psicológicamente a las personas que lo padecen.

Esta problemática persiste en la NBA, y específicamente la sufrían sus integrantes afroamericanos, quienes eran rehenes del desprecio en los Estados Unidos desde sus inicios en 1946, cuando existían dos ligas profesionales la BAA -luego tomada como oficial- y la NBL ambas se unificaron para formar el básquetbol mundial.

Los blancos, entre ellos denominados privilegiados y marcadores de competencia, eran una gran mayoría, los que encabezaban cada organización o mismo dueño de estadios y equipos. Si eran negros solo debían acatar ordenes, y se mantenía una regla sobreentendida sobre que solo se permitía a dos afroamericanos por franquicia. 

Los equipos compuestos por afroamericanos eran los líderes, demostrando el mejor nivel de juego visto hasta ese entonces; muchos equipos, sin querer que los descendientes de otro país fueran figuras y puedan demostrar sus brillantes dotes. Pero apareció la presencia de Red Auerbach, quien era entrenador y dirigente, que se encargó de darles protagonismo a estos brillantes basquetbolistas y dar un gran aporte contra las barreras del racismo.

Oscar Robertson y Elgin Baylor fueron los que pudieron dar un paso hacia adelante, los primeros afroamericanos que fueron los grandes anotadores de la liga. Previamente a ellos solo se basaban en correr y recuperar pelotas. Durante 1960 poblaron la NBA, al igual que Bill Russell, que se convirtió en el primer entrenador afroamericano y pudo sellar campeonatos. 

Con el correr del tiempo, se fueron incorporando más jugadores por equipo, y la dimensión de inclusión empezó a crecer. Desde LeBron James y sus descendientes tuvieron como objetivo ir más allá, continuar con estos cambios y seguir los pasos de Kareem-Abdul Jabbar y Russell, haciendo visible los problemas del racismo. Con distintas y mayores herramientas de las que tenían en los años 50 y 60, los jugadores pudieron generar mayor impacto mediático y las actitudes racistas empezaron a ser intolerables y cada vez más estrictas para aficionados, entrenadores, periodistas e incluso presidentes y accionistas.

Pero pese a que se realizó una gran evolución con campañas a nivel mundial, en la actualidad el mal persiste. Rui Hachimura, jugador de los Washington Wizards de la NBA con nacionalidad japonesa, confirmó que su hermano y él son víctimas del racismo y a diario reciben mensajes en redes sociales y expresiones de odio en los Estados Unidos por «no ser estadounidenses». 

Rui, con tan solo 23 años, se enfrenta y denuncia estos actos, pero solo no puede necesita del apoyo de una gran parte de la sociedad para seguir modificando estos actos nocivos con los que deben convivir él y muchos otros, porque representar y brillar en la NBA.

Aldana Lamberti