El boom de Ibai Llanos en las plataformas audiovisuales

En esta pandemia el rol de la televisión, radio, y demás canales audiovisuales, jugaron y juegan un rol muy importante. A decir verdad, siempre fue […]

En esta pandemia el rol de la televisión, radio, y demás canales audiovisuales, jugaron y juegan un rol muy importante. A decir verdad, siempre fue así, pero al estar en cuarentena, todo se hace más cuesta arriba, y el consumo de medios, la principal actividad dentro de muchos hogares, se multiplicó. Hubo una plataforma particular que hizo llegar otro tipo de contenido a millones de personas que pudieron escaparse de lo habitual. Esta fue Twitch, plataforma de live streaming (transmisión en vivo, en su traducción) más grande del mundo que desde su origen ha estado especializada en la retransmisión de partidas de videojuegos, aunque cada vez ofrece más contenidos de otro tipo, como música, estilo de vida, charlas con los usuarios o deporte. Es donde millones de personas se reúnen en directo a diario para charlar, interactuar y crear juntos su propio entretenimiento.

Dentro de este espacio hubo una persona principal que rompió todo tipo de protocolo en el mundo del streaming de habla hispana: ese fue Ibai Llanos. Un joven que en el 2014 comentaba y retransmitía (mejor conocido como “castear”), solamente por diversión, partidas de un videojuego: League of Legends (LoL). Luego de un año, por la química y la forma de narrar y comentar este juego de computadora que tenía con su colega de retransmisión, Ander Cortés, ambos fueron contratados por la Liga de Videojuegos Profesionales (LVP) de forma oficial. Así es como empieza un largo camino de éxito para Ibai.

En el 2016 se muda con un grupo de colegas a Barcelona para trabajar a tiempo completo como “caster”. Su trabajo fue tan bueno que recibió un premio, el Trasgo de Oro, por ser el mejor “caster” entre el 2015 y el 2018.

Luego de seis años haciendo este tipo de contenido, es contratado por una empresa de videojuegos denominado G2 Esports, y su vida cambió completamente. Ahora en vez de comentar y retransmitir partidas del LoL, genera su propio contenido de entretenimiento: reacciona videos de otras personas y juega a videojuegos, que por la influencia que tiene en las redes, se vuelven virales y muchas personas terminan jugando lo que genera una tendencia.

El nacido en Bilbao, al que todos los días lo vas a encontrar en la plataforma morada a las 17, ha conseguido la suma de un total de 200 horas, al obtener 13.264.181 horas vistas, esto es casi el doble respecto al segundo (AuronPlay) de la lista de streamers más vistos en la comunidad habla hispana.

Pero no solo rompe números en Twitch. Ibai es el periodista que todos queremos ser. Su influencia es tal, que es frecuente ver en sus streamings a jugadores de fútbol profesional, como Neymar Jr., Sergio “El Kun” Agüero, Thibaut Courtois, etc., y youtubers/gamers de primer nivel. Se ríen con él, de él, él se ríe de ellos, es un ida y vuelta en el que no sabés con lo que te vas a terminar de encontrar. Es una de las mejores experiencias que se puede ver en vivo.

Pero manejar la fama, más cuando llega de un día para el otro, no es para nada fácil. Por eso es importante saber si esa persona, que tanto nos hace reír con la cámara prendida, es feliz fuera de ella. A raíz de una entrevista que se le hizo en YouTube, desde el canal “The Wild Proyect”, Ibai comentó: “Por el momento, estoy llevando bien el tema de la fama. Intento omitir noticias, como del diario “Marca” o “La Vanguardia”, que no suman, sino que hacen todo lo contrario. Porque si yo estuviera pendiente de lo que dice la gente en Twitter, Instagram, del chat de Twitch y otros medios, me volvería loco. Yo termino valorando la opinión de mi familia, de mis fieles seguidores y de mis amigos, pero no puedo estar al tanto de todo lo que hablan”. Lo que plantea nos sirve para otra vez remarcar la importancia de que hay que cuidar las palabras que se les dicen a una persona pública, no todo es risas cuando se está en contacto con millones de seguidores que, simplemente por molestar, tienen el ánimo de ofender, sin importar el trabajo ni los sentimientos de esa persona. Sin medir las consecuencias.

Ignacio Martín Miráz
2°B T.N.