Nick Kyrgios y su constante lucha contra la depresión

Nicholas Hilmy Kyrgios, más conocido como Nick Kyrgios, es un tenista australiano con ascendencia griega y malaya. Ganó el Abierto de Australia 2013 en la […]

Nicholas Hilmy Kyrgios, más conocido como Nick Kyrgios, es un tenista australiano con ascendencia griega y malaya. Ganó el Abierto de Australia 2013 en la categoría singles júnior. En 2014 alcanzó los cuartos de final de Wimbledon, derrotando a Rafael Nadal en octavos con menos de 20 años de edad. Llegó a ser top 13 en su mejor momento y consiguió estar entre los 50 mejores jugadores del mundo con apenas 19 años. Actualmente se encuentra en el puesto 45º del ranking ATP. 

Kyrgios es un tenista que siempre da espectáculo. En la cancha y fuera de ella. Es tan talentoso como indisciplinado y no tiene muchos amigos en el circuito del tenis. Detesta el deporte al que se dedica y es el autor permanentemente de episodios muy controvertidos. Desde romper decenas de raquetas hasta dejarse ganar uno o más sets de un partido de forma muy evidente. Estos son apenas algunos detalles de los infinitos que el jugador muestra en la cancha, y esto seguramente se debe a la constante lucha contra la depresión a la que se está enfrentando.

Nick contó que en muchas ocasiones se siente solitario a la hora de ejercer su profesión y es algo muy complicado de manejar para él. «No pienso que la gente comprenda hasta qué punto el tenis puede ser (un deporte) solitario. Estás solo en la cancha. No puedes hablar con nadie. Debes encontrar la solución tú mismo. Llevaba mal este aspecto», reveló el jugador de 25 años, que protagonizó diversas situaciones inusuales durante su carrera y que muchas veces interrumpieron su crecimiento en el circuito. Una de ellas fue su mala conducta en el Masters de Cincinnati 2019, en agosto del año pasado, que le valió una multa de 113.000 dólares, lo que lo llevó después a calificar a la ATP como una organización “corrupta”, aunque luego se retractó. 

Kyrgios, ganador de seis títulos (Marsella, Atlanta y Tokio, en 2016; Brisbane, en 2018; y Acapulco y Washington, en 2019), continuó narrando: «Tenía la impresión de que nadie quería conocerme como persona, que se me veía simplemente como el tenista a utilizar. No me sentía capaz de confiar en nadie. Era un lugar solitario y sombrío (…) Mucha gente me metía presión y yo también me metía mucha presión. Perdí toda la alegría de jugar y era incontrolable». Y en un tono sincero, agregó: «Me convertí en depresivo debido a lo que pensaba que debía ser».

El jugador nacido en Canberra, que en el año 2020 apenas tuvo un récord de seis victorias y tres derrotas, aprovechó esta pausa por la pandemia para colaborar  en la colecta de fondos en favor de las víctimas de los incendios forestales que sufrió su país a finales de 2019 y principios de este año. «Lo extraño de verdad (estar en el circuito). Pero no vivo ni respiro tenis. Hay otras cosas que me gustan hacer», declaró “Bad Boy”.

Debido a la depresión que sufrió, también confesó que estuvo cerca de dejar el tenis. ”No podía ni ver una cancha de tenis. No tenía ningún sentimiento de alegría, no deseaba estar ahí. No tenía motivación, ni sentía que podía crecer personalmente. Simplemente seguía mis patrones, por inercia. No me hacía feliz, de hecho, me quitaba energía. El tenis empezó a tener un impacto negativo en mi vida”, detalló Kyrgios. 

La ayuda profesional suele ser en muchos casos una gran mano para superar estos obstáculos, pero Nick sostiene que a él no le sirvió: “Me arrepiento de haber visto a psicólogos. Siento que todo lo que me dijeron estas personas era incorrecto. Yo mismo salí de esa situación, si te soy sincero. Escapé de lo que estaba pasando. Simplemente me arrepiento de ello”.

Para finalizar sus declaraciones, Kyrgios cerró con una reflexión: “Conforme he crecido y he ganado en experiencia, el tenis ha pasado a no ser un peso tan grande. No me importa demasiado si pierdo un partido. El tenis simplemente es mi trabajo. Me da la oportunidad de hacer otras cosas que me gustan, así es como lo veo yo”.

Tomás Sánchez