Lo que el hijo del viento se llevó

Los dirigidos por Lazaroni sorprendían a los de Bilardo; al minuto de partido, Sergio Goycochea intervenía para salvar a la Selección, que nunca logró meterse […]

Los dirigidos por Lazaroni sorprendían a los de Bilardo; al minuto de partido, Sergio Goycochea intervenía para salvar a la Selección, que nunca logró meterse en partido. La desconcentración y la duda sobre si Maradona estaba al 100% se hacían presentes, pero el Diego era el Diego y fiel a su estilo, desafió al cuerpo médico y jugó, con el tobillo inflamado, pese a que Dunga, Alemao y Rocha ya conocían su estado de fragilidad y que seguramente iban a exigir todo su físico. Esta es la historia del inolvidable Argentina-Brasil del Mundial ’90.

Los palos, el “Goyco” y la fortuna salvaron una y otra vez a la Selección, que miraba atónita y no encontraba respuestas; en el segundo tiempo fue cuando todo cambió, gracias al desgaste de Brasil, Argentina creció. Careca, mietras, seguía dándole problemas a la defensa nacional.

No fue sino hasta el minuto 80 cuando la Argentina torció la historia del encuentro, Maradona recibió en el círculo central; en él recaía la única esperanza de ganar y cumplió.

Alemao quedó descolocado luego de que el “10” le adelantara la pelota, Dunga tampoco pudo quitarle el balón y Galvao se tropezó con su compañero Ricardo Gomez; el esférico pasaba entre sus piernas. Del otro lado, estaba Claudio Paul Caniggia solo, sin que nadie lo viera, solamente el 10, desde el suelo y con la menos hábil, lo hizo.

Ese fue el pase que recibió el “Pajaro” que con lo que le quedaba de aire, casi al filo del offside, y con el partido en las puertas del ocaso, amagó a Taffarel y ya sin portero, definió el partido a 9 minutos del final. Tras sufrir durante todo el encuentro las ofensivas de Brasil, que se iba con las manos vacías.

Autor: Gianluca Bruzzoni

Editor: Sebastián Polanco