El botulismo: qué es y cómo se puede prevenir

¿Quién no ha disfrutado alguna vez del famoso «chori de cancha» cuando asistió a un partido del club de sus amores? Lo cierto es que […]

¿Quién no ha disfrutado alguna vez del famoso «chori de cancha» cuando asistió a un partido del club de sus amores? Lo cierto es que detrás del chimi churri que nos ofrecen en estas ocasiones puede haber un enemigo silencioso. Estamos hablando del botulismo, una enfermedad que proviene de una bacteria conocida como clostridium botulinum. Esta toxina se puede contraer  principalmente por la ingesta de alimentos en conserva que no fueron elaborados con las medidas sanitarias necesarias.

La mayoría de las veces se contrae a través de alimentos pero hay que tener en cuenta que también existe el botulismo lactante -que afecta a los más jóvenes- o el botulismo que se contrae por una herida. Si bien tiene cura, en el caso de no tratarse a tiempo y con una antitoxina adecuada, puede ser mortal.

Para prevenir esta enfermedad es necesario llevar a cabo una buena preparación de los alimentos, haciendo énfasis en la esterilización y la higiene de los productos en conserva. Si bien la ebullición es un método casi infalible es importante hacerlo de la manera y a la temperatura adecuada; ya que la bacteria puede ser eliminada pero es fundamental acabar de igual forma con las esporas que ésta deja.

Por lo general esta afección presenta síntomas entre las 12 y 36 horas de haber ingresado la toxina al organismo. Sin embargo esto puede variar según la cantidad de toxina ingerida. Entre los signos y síntomas del botulismo transmitido por alimentos se encuentran:

-Dificultad para tragar o hablar

-Boca seca

-Debilidad facial en ambos lados del rostro

-Visión borrosa o doble

-Caída de los párpados

-Problemas para respirar

-Náuseas, vómitos y calambres abdominales

-Parálisis

Para su prevención es importante no ingerir: el contenido de latas golpeadas o rotas, frascos de conservas sin ningún tipo de identificación de sanidad y -aunque parezca algo demencial- el chimi churri del «chori de cancha».

Joaquín Roveda Lastra