En nuestra sociedad estamos acostumbrados a convivir con distintos fenómenos que se nos van presentando a diario, los mismos se van introduciendo dentro de nuestra rutina y tras un lapso de tiempo, en el caso de que la misma sociedad lo haya aceptado, pasan de ser algo novedoso a algo totalmente cotidiano. Para ser más claros, un fenómeno es algo que está de moda y que puede llegar a ser desde un tema musical, una nueva aplicación para los celulares, un juego de vídeo, hasta un plato de comida o incluso un tipo de vestimenta.
En este caso nos referimos a la llegada de las barberías a las zonas de Capital Federal y a sectores del conurbano de la provincia de Buenos Aires, como referencia de su mayor dimensión. La nueva tendencia de cortarse el cabello de la forma en la que este tipo de salones son especialista ha generado una masiva expansión del oficio. Famosas barberías como Il Figaro, Infamy Cuts, Bacan, entre las más reconocidas, surgieron de este fenómeno.
Han aumentado en consideración en los últimos años y pasó de ser una moda a una realidad. La estética es algo importante para estos tiempos y ellos son los responsables de cómo se verá nuestra imagen. También se puede agregar que es una gran salida económica ya que hay mucha demanda de trabajo por lo que mucha gente que se encontraba desocupada decidió aprender este oficio y dedicarse a ello.
Lo que cabe destacar, es que para los barberos, que integran y desarrollan dicho oficio lo económico no es lo central sino que el amor por su profesión y las ganas de crecer y seguir desarrollándose en este ámbito es lo que los motiva.
Kelvin, un dominicano de 24 años es empleado de la barbería “Talento de Barrio” que está ubicada en el barrio de Balvanera. En una entrevista exclusiva con Pirámide Invertida nos contó sobre sus inicios en la profesión, su visión sobre la misma y como la aparición del oficio en el país ayudó a muchos extranjeros como él a conseguir un trabajo en la Argentina.
– ¿Desde cuándo ejerces este oficio?
– Hace aproximadamente un año, acá en Argentina, en mi país aprendí a los 14 años mas o menos, pero iba practicando y luego trabajé en algunas pequeñas barberías de allá, pero en sí comencé a dedicarme a esto cuando llegué a la Argentina.
– ¿Cómo se te ocurrió y por qué decidiste empezar a hacerlo?
Más que nada para tener un trabajo que hacer. Como yo allá en República Dominicana manejaba este oficio decidí apuntarle a esto. La verdad que conseguir trabajo en blanco en este país es complicado y el extranjero debe conseguir trabajo rápido una vez que llega a otro país y esta fue una buena opción que se me presentó.
– ¿Crees que para el extranjero que llegue el país sin trabajo este fenómeno le pueda brindar un espacio laboral?
Yo creo que sí, como también lo sería, como dije antes, trabajo en alguna empresa o en alguna tienda de ropa. Pero esto sin duda sería lo mejor porque tú sabes que en nuestro país hay muchas barberías y lo primero que piensas cuando partes en establecer este negocio donde vayas. El barbero dominicano trata de perfeccionarse mucho más porque el pelo de los argentinos e incluso los cortes son distintos y mucho más complejos.
– ¿Crees que las peluquerías antiguas perdieron muchos clientes o tuvieron que cerrar por la aparición de dicho fenómeno?
Creo que, para mi creencia, cada quien tiene su gusto y el que lamentablemente cierra puede ser por obra del paso del tiempo y todo va cambiando y modernizándose. Uno en este tipo de trabajos tiene que perfeccionarse todo el tiempo, pero también cada quien tiene su estilo y si una peluquería de la que tú haces mención tiene mucho tiempo en este ámbito de seguro tendrá su clientela, esa es la base del peluquero, hacerse sus clientes. Seguramente debe haber bajado un poco su trabajo porque la mayoría de la gente le gusta el corte que nosotros hacemos, pero te repito cada cual tiene su gusto y cada uno su grupo de clientes. Lo importante para ambos estilos es “el cortar bien” si tú cortas bien, esto no debería ser una gran influencia.
– ¿Tienes relación con tus colegas? ¿Cómo es esa relación?
Sí, tengo relación con todos los que puedo conocer, con muchos he compartido cursos para perfeccionarnos. Mantenemos una buena relación, nos cortamos entre nosotros mismos e intercambiamos ideas. Incluso practicamos entre nosotros, porque el cliente en si es muy raro que venga y te pida que le hagas un diseño entonces nosotros aprovechamos y ya que está usamos nuestro código para hablar. Como por ejemplo hazme un fade o un degradé. Creo yo que lo importante entre colegas es ayudarse y mi visión es que hay muchos que no se ayudan y ese es un gran error.
– ¿Tiene algún proyecto a corto o a largo plazo, personal o con la barbería en sí?
Si me va bien sí (Risas), me gustaría abrirme una barbería, pero en provincia porque no me gusta mucho Capital. Yo me crié en otra sociedad y me siento más identificado con esa zona.
Matías Indrieri
2° «B» T.N.