La visita de los chicos tailandeses que vivieron una odisea

El grupo de jóvenes que forman parte de los Jabalíes Salvajes, club de fútbol tailandés, estuvo en la Argentina para presenciar los Juegos Olímpicos de […]

El grupo de jóvenes que forman parte de los Jabalíes Salvajes, club de fútbol tailandés, estuvo en la Argentina para presenciar los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, invitados exclusivamente por el Comité Olímpico Internacional.

“Quiero agradecer a los argentinos que, aunque viven lejos de Tailandia, llegaron a nuestros corazones y nos dieron su apoyo”, dijo uno de los 12 chicos, de entre 11 y 16 años, que quedaron encerrados en una caverna en el norte de su país, en julio. Hoy, lejos del terrible hecho que conmovió a todo el mundo, visitaron suelo argentino, pero ¿qué fue lo que ocurrió aquella vez?

Según contó Ake, el entrenador de 25 años, el 23 de junio, luego de uno de los entrenamientos, el equipo de fútbol decidió entrar en la cueva a modo de expedición. “Fue por acuerdo de todos”, expresó ante la prensa, traducido por una interprete enviada por el gobierno del país asiático que acompaño al grupo en todo el viaje. Una vez adentro, una tormenta inundó rápidamente la caverna, elevando el agua hasta tres metros de altura, bloqueando así la única entrada. Se ubicaron sobre una elevación fuera del alcance del agua y allí pasaron más de dos semanas, hasta que entre el 8 y el 10 de Julio fueron rescatados en tres tandas. Participaron del rescate más de 1300 efectivos de Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón y China, entre otros. Varios de ellos fueron rescatistas, buzos, equipos de geógrafos, que utilizaron toda la tecnología disponible para localizar a los adolescentes y su entrenador, analizar la estructura de la cueva y calcular las maniobras de socorro. Drones, helicópteros, sensores de calor y hasta un satélite geológico de relevamiento topográfico son parte de las herramientas que tuvieron a mano.

Ake, antes de ser el entrenador del equipo era monje, y contó que la meditación fue parte de lo que utilizaron para mantener la compostura y las expectativas de supervivencia. “Cuando meditábamos teníamos la mente en paz y en calma. Cuando te podés concentrar en meditar, los problemas se diluyen”, explicó. Cabe resaltar que los futbolistas no contaron con comida durante los días que estuvieron atrapados, solo podían beber el agua que caía desde las piedras y el oxigeno disminuía día tras día. No obstante, todo el grupo manifestó que en todo momento se mostraron optimistas y confiaban plenamente en que iban a ser rescatados, no contemplaban otro final más que ese.

Uno de los buzos que participaron del rescate, Saman Kunan de 38 años, miembro de las fuerzas de elite de la Marina de Tailandia, falleció durante una de las operaciones de salvamento. “Recuerdo a quien murió en nuestro rescate, pienso mucho en él, eso ha quedado en mi memoria”, dijo uno de los jóvenes demostrando expresiones claras de dolor, al igual que el resto de sus compañeros. El hombre murió ahogado cuando trataba de llevar tanques de oxígeno a los chicos.

Una vez fuera, fueron trasladados al hospital, donde estuvieron internados hasta recibir el alta. A partir de allí, los futbolistas contaron que la vida fue diferente “después de la cueva” y que ahora tratan de disfrutar cada momento con sus familiares y amigos. Pero no todo cambió, ya que siguieron entrenado con Jabalíes Salvajes, motivados por una pasión que es inalterable en ellos.

Tal fue así que, en su visita a la Argentina, el club River Plate los acogió, les regaló camisetas y los invitó a jugar un partido amistoso. Los tailandeses se dieron el lujo de enfrentar a un combinado de juveniles del club de Núñez, para disputar un encuentro en cancha reducida dentro del Monumental. Antes, al entrar al vestuario, recibieron la sorpresa de encontrarse con las camisetas alternativas color violeta del “Millonario”, cada una con sus nombres en el dorso.  Dicha disputa finalizó en un parejo 3 a 3, donde ambos bandos disfrutaron y se divirtieron con la redonda.

Fue una jornada llena de alegrías en suelo argentino para los asiáticos, que luego de su paso por el país siguen la gira por Los Ángeles y Nueva York, para luego volver a territorio oriental.

Matías Morici