El legado de Hugo Conte

“Lo único que te digo Huguito, que sos mi amigo eterno, es que tu hijo tiene a quien salir. Que es un hijo de tigre, […]

“Lo único que te digo Huguito, que sos mi amigo eterno, es que tu hijo tiene a quien salir. Que es un hijo de tigre, de verdad. Tenés que estar orgulloso de lo que hace tu hijo adentro de la cancha con la camiseta argentina. Porque este también, como vos, la tiene tatuada, no se la pone cada vez que va a jugar”. Diego Armando Maradona, crack del fútbol mundial, se le acercaba a Hugo Conte y expresaba su admiración hacia él y su hijo, luego de que Facundo obtuviera la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá, en 2015.

Si alguien nombra el apellido Conte en una mesa familiar o con amigos, más de uno sabrá a quien o quienes se está refiriendo. Hugo y Facundo son dos símbolos no solo del vóley en Argentina, sino también del deporte en general.

Hugo Néstor Conte nació en Buenos aires hace 55 años. En el club GEBA (Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires) inició su carrera y luego retornó al club de Palermo para finalizarla en el año 2007 donde compartió el campo de juego con su hijo, Facundo. En su extensa trayectoria, transitó por varios clubes de Europa, entre ellos el Cannes de Francia y el Pallavolo Catania y Alpitour Cuneo de Italia. En total pudo obtener 7 títulos, levantando trofeos con la camiseta del Cannes en 1982, Santal Parma en 1984 y también en nuestro país con Rojas Scholem en 2002, Swiss Medical Monteros en 2005, Club de amigos en 2006 y finalmente en GEBA en su última temporada como voleibolista. Fue distinguido individualmente en más de una ocasión, entre ellos se destacan sus cinco Premios Olimpia como mejor jugador de vóley en Argentina y el premio Konex de platino en el año 2000. En el año 2011 ingresó al salón de la fama en los Estados Unidos.

“Twister”, apodo que recibió cuando ingreso al mundo del vóley, es recordado por grandes actuaciones en distintas ediciones de los Juegos Olímpicos representando a la selección argentina. En Seúl, Corea del Sur, en 1988 obtuvo la medalla de bronce luego de un excelente rendimiento individual y colectivo. Hasta el día de hoy, esa medalla es recordada por el mundo ya que es la única que logró el seleccionado de vóley argentino en su historia y también por haber vencido de una forma agónica al seleccionado de Brasil por 3 a 2. Luego de esa importante medalla, obtuvo diplomas olímpicos tras quedar en la sexta posición en Los Angeles 1984 y Sidney 2000. Además, integró el plantel del campeonato mundial de 1982 que se jugó en suelo argentino, obteniendo la 3° posición.

Hugo Conte en la actualidad es considerado uno de los 8 mejores jugadores en la historia del voley mundial y el mejor que vistió la camiseta argentina.

Facundo, quien ya tiene 29 años, siguió los pasos de su papá, aunque jugó en distinta posición de la cancha, destacándose principalmente como receptor-punta. Tuvo la oportunidad de jugar en GEBA donde salió campeón compartiendo equipo con su padre Hugo, quien más tarde lo entrenaría en Italia en el Zinella Bolonia. En la actualidad integra el plantel del Taubatei Voley, equipo de Brasil.

Con el seleccionado nacional fue parte de los equipos que en los Juegos Olímpicos tanto de Londres 2012 como Rio 2016 obtuvo el 5to puesto. A su vez se quedó con la medalla de oro en los Juegos Panamericanos del año 2015 realizados en Toronto, luego de vencer por 3 a 2 al seleccionado de Brasil.

El diario Ambito Financiero en el año 2012 entrevistó a padre e hijo cuando vivían juntos en Italia. Facundo comentó lo duro que fue el comienzo de su carrera y como lo pudo afrontar con la ayuda de Hugo «Entre los 12 y los 13 años estuve a punto de dejar de jugar. Ser el hijo de Hugo Conte era cargar con una alforja demasiado pesada. Además, la gente hablaba mucho y pensaba que yo jugaba porque estaba acomodado. Con el tiempo lo superé y decidí encarar mi futuro y no dejar porque realmente me gustaba jugar. Hoy soy todo lo que soy gracias a él y a todo lo que él hizo”. “Twister” no se quedó atrás con los elogios, y comentó la felicidad que sentía cuando su hijo jugaba: “Lo veo feliz haciendo lo que le gusta y eso me da mucha satisfacción y me llena de orgullo. Para un padre eso basta y sobra».

Sin lugar a dudas que el “Legado Conte” cuando finalice, quedará en los recuerdos de todos los grandes aficionados del deporte mundial.

Autor: Juan Ignacio Lofredo, segundo B, turno mañana.