Todos podemos evitar un “mal viaje”

Los mundos de la música y las drogas siempre estuvieron relacionados a lo largo del tiempo. Desde festivales reconocidos como Woodstock o los más recientes […]

Los mundos de la música y las drogas siempre estuvieron relacionados a lo largo del tiempo. Desde festivales reconocidos como Woodstock o los más recientes Coachella y Tomorrowland, la gente siempre busca otro placer además de ir a disfrutar sus artistas favoritos. En nuestro país las fiestas de electrónica siempre se miraron de reojo por los últimos acontecimientos en las reuniones masivas.

Muchas personas suelen culpar estos hechos a la misma música; la gente tiene mucha desinformación respecto a este ambiente, genera una especie de tabú que todavía cuesta aceptar. En Argentina estamos un poco atrasados sobre cómo se realiza correctamente una velada masiva, donde hay grandes multitudes concentradas. Todo el mundo es consciente de que en estos eventos se mueven muchas drogas sintéticas, aun cuando en esta época hay mas cuidados que hace tres o cuatro años atrás.

Después de la tragedia de Time Warp, la mentalidad de los que consumen drogas en los clubes o en las grandes raves no ha cambiado; si se visita cualquiera de estos lugares se verá que sigue consumiendo demasiado. El Estado en esta situación no debe prohibir, puede buscar otra solución. Una opción es la de controlar, informar a los asistentes, decirles si lo que esta a punto de consumir puede afectarle o no a su salud, de qué manera ingerir esta sustancia para prevenir el riesgo.

Los que asisten a estas fiestas son individuos mayores de edad, tienen en claro que no van a dejar de consumir estas sustancias: lo van a hacer antes de entrar al lugar, mismo adentro, en un baño. Algunos porque son adictos, otros porque sienten que ingiriendo estos estupefacientes llegan a un estado de felicidad y bienestar que no logran ni con el consumo del alcohol, y también están las personas que prefieren “pegársela” con más de una droga, que no son conscientes del riesgo que corren sus vidas al mezclar diferentes tipos de sustancias.

En Europa están mucho más concientizados en estos temas; por eso, ante cada evento masivo como Sonar, El Row Etc. existe Energy Control, un proyecto de la ONG “Asociación Bienestar y Desarrollo”, creada en el año 1997 y que tiene 4 sedes en España (Cataluña, Madrid, Islas Baleares y Andalucía). Reino Unido también se sumó a esta iniciativa de concientizar a las personas sobre lo que van a consumir. El método de trabajo que usan es tener varios stands en el festival, testear el estupefaciente que van a consumir, es una forma de aprender sobre reducciones de riesgos y daños que le pueden ocasionar al ser humano.

En nuestro país, después de la tragedia de Costa Salguero, se trató de imitar lo hecho en Europa, con un proyecto que es muy aceptado dentro del ambiente de la música electrónica, que se hace llamar PAF! (Proyecto de Atención en Fiestas). La Asociación Civil “INTERCAMBIOS” desarrolló un programa de “reducción de daños” a través de su ONG, este proyecto funciona desde abril de 2016.

Matías Nahuel Esquivel