El contexto bélico-internacional de Rusia 2018

El contexto global en el que la próxima ceremonia mundialista tendrá lugar merece un análisis a la altura de semejantes intereses políticos, económicos, militares y […]

El contexto global en el que la próxima ceremonia mundialista tendrá lugar merece un análisis a la altura de semejantes intereses políticos, económicos, militares y bélicos que, al día de hoy, juegan un papel fundamental en la incesante tensión entre EE.UU. y Rusia.

En medio de constantes amenazas de una factible guerra a punto de estallar entre los territorios gobernados por Donald Trump y Vladimir Putin, y a pocos días del comienzo del esperado certamen deportivo, lo que viene aconteciendo en el plano internacional mantiene en vilo a Rusia 2018 y, en consecuencia, a sus exigentes y exhaustivas medidas de seguridad.

 

Fuego cruzado entre EE.UU y Rusia en el conflicto sirio.

 

La guerra en Siria es un conflicto que viene años y años golpeando y aniquilando al país desde marzo de 2011 cuando se inició un levantamiento contra el presidente Bashar al Asad y, al día de hoy, se ha convertido en una sangrienta y espeluznante guerra civil que ha involucrado a potencias internacionales.

¿Cómo se inició el conflicto? La falta de empleo, de libertades individuales y políticas, la corrupción y la represión fueron las primeras consignas de las manifestaciones sucedidas y que desembocaron en una brutal represión por parte de las fuerzas de Asad. Los levantamientos se extendieron por todo el país, conformándose brigadas rebeldes constituidas por combatientes moderados así como también por grupos islamistas y yihardistas. La presencia del Estado Islámico no ha hecho más que generar una guerra dentro de otra guerra, enfrentándose tanto al ala opositora como al gobierno de turno. Asimismo, logró precipitar el ingreso al conflicto de Arabia Saudita, Turquía y EE.UU (en apoyo a cierto grupo rebelde con armamentos y equipos, y en contra del islamismo) y de Rusia e Irán (del lado de Asad).

El mantenimiento del mandamás sirio es entendida por el Kremlin como fundamental en pos de sostener los intereses militares de Moscú en la región y para contrarrestar al Estado Islámico y otros grupos extremistas. En consecuencia, en 2015, la Federación Rusa ha lanzado una campaña aérea con el fin de estabilizar al gobierno de Asad, hecho que fue clave para recuperar parte del territorio perdido tras ciertas derrotas sufridas en manos de la oposición.

El 14 de abril de 2018, Washington bombardeó Siria con ayuda de los gobiernos británico y francés. Dicha acción aérea militar fue una respuesta a un brutal ataque con armas químicas perpetrado días antes por las propias fuerzas oficialistas sirias en contra de la población civil de Duma. Tras un ataque “quirúrgico”, tal como fue definido por las fuerzas norteamericanas, 100% efectivo y que no enfrentó oposición, el Pentágono indicó que los objetivos de la operación fueron centros de investigación, producción y desarrollo de armas químicas y biológicas ubicados en la localidad de Damasco y otros puestos de mando.

«Estamos preparados para mantener esta respuesta hasta que el régimen sirio deje de usar agentes químicos prohibidos», aseveró Trump concluido el operativo.

Si bien Rusia denunció los ataques con misiles, no mostró señales de factibles represalias al no movilizar sus defensas aéreas en el territorio. «Con sus acciones, EEUU empeoran aún más la catástrofe humanitaria en Siria, llevan el sufrimiento a la población civil, y de hecho, toleran a los terroristas que torturan desde hace siete años al pueblo sirio», dijo Putin, en un comunicado difundido por el Kremlin.

El pasado 28 de abril, el ministro ruso de Asuntos Externos, Serguéi Lavrov, anunció en una rueda de prensa, acompañado por sus pares iraní y turco, que acordaron entre los tres países dar “pasos concretos” para encontrar una salida a la guerra (emitieron un comunicado en el que reafirmaron el respeto a la soberanía, integridad y unidad territorial en Siria y realizar todo lo que esté a su alcance para acabar con el ISIS y las agrupaciones terroristas), y además debatieron posibles soluciones al conflicto que tiene en vilo a los sirios desde hace más de siete años.

¿Saldo de esta brutal guerra? El Centro Sirio de Investigación en Políticas ya estima 470.000 muertos y, según cifras de la ONU, se calcula la huida de más de 5 millones de personas, en su mayoría, mujeres y niños.

¿Por qué continúa hasta el día de hoy y con Rusia como territorio protagonista del máximo evento deportivo del año? Sin duda, la participación de ambas potencias mundiales no ha hecho más que intensificar la escalada violenta y convertir a Siria en un campo de batalla subsidiado.

¿Habrá un cese en el fuego de cara a Rusia 2018? ¿Se avecina una especie de tregua mundialista? Aún así, la continuidad del conflicto de fondo se vislumbra en el horizonte, y eso resulta ser lo más preocupante y lastimoso.

Andrea Rojas, Tamara Prieto y Micaela Almada