Juan Cruz Bandini: rescatado por el deporte

Cuando se buscan historias y ejemplos de superación, el deporte es una de esas minas donde la probabilidad de irse con los bolsillos llenos de […]

Cuando se buscan historias y ejemplos de superación, el deporte es una de esas minas donde la probabilidad de irse con los bolsillos llenos de piedras preciosas es bastante alta. Ahora, si en vez de simplemente dirigirse al deporte, con toda la extensión que conlleva, se realiza un mejor sondeo y se apunta a un yacimiento más específico, esas posibilidades se incrementan casi un cien por ciento. Ese yacimiento minero es el deporte adaptado. En esta oportunidad, Pirámide Invertida realizó una excavación en el quad rugby o rugby en silla de ruedas.

El relato en bruto que se obtuvo fue el de Juan Cruz Bandini, oriundo de Venado Tuerto y jugador de la Selección Argentina. Dentro del hándicap del quad rugby es clasificación 0.5 (esta catalogación se determina por la funcionalidad de las extremidades), la más baja, y se encarga de realizar tareas defensivas. Cuando tenía 16 años un accidente puso un punto y aparte en su vida.

– ¿Cómo se originó la lesión que provocó que tengas que desplazarte en silla de ruedas?

– En un accidente automovilístico, hace 7 años y medio. Venía dormido y el cinturón de seguridad me jugó en contra. Este me mantuvo fijo y al estar adormecido mi cuerpo estaba flojo. Esto me provocó algo llamado “efecto látigo” en el cuello, quebrándose así la sexta y la séptima vértebra cervical.

– ¿Y de qué manera viviste los meses posteriores a la lesión?

– Fue un año largo internado, pasando mucho tiempo con médicos. Por suerte siempre lo pude afrontar de una buena manera, nunca me deprimí por tener que estar encerrado. Aunque sea salía y «remaba» la silla. Trataba de hacer todo lo que podía.

– ¿Cómo encontraste este deporte?

– Yo tenía conocimiento de que este deporte estaba en Buenos Aires. Así que cuando vine a Capital para hacer un tratamiento de rehabilitación, hace 3 años, de paso lo fui a buscar. Hice el tratamiento por dos años, me quedé acá y a su vez empecé con el deporte.

– ¿Qué te resultó complicado, desde lo físico, cuando iniciaste esta actividad?

– La verdad que nada, más allá de que es algo distinto a la silla de ruedas diaria. De hecho, fue todo lo contrario a complicado. Te sentás y te sentís más seguro, más libre, que podés ir más rápido con la silla. Esta te produce seguridad en vez de dificultad. Después hay que ir aprendiendo cosas sobre posicionamiento, clasificaciones, como estar sentado, como hacer una mejor remada. Cosas que empezás a entender mientras más roce tenés.

– ¿O sea qué no le tenías miedo a chocar?

– Para nada, me encanta chocar, más siendo un jugador defensivo. La sensación de dar vuelta a alguien no se remplaza con nada.

– ¿Cómo es el entrenamiento para un jugador de quad rugby?

– Lo principal es un entrenamiento intensivo en cuanto a la velocidad. Como se juega en una cancha de básquet, los trayectos que se realizan no son demasiado largos. Pero hay que mantener esa movilidad y velocidad durante una buena cantidad de tiempo, razón por la cual se trabaja eso con intensidad.

– ¿Hacés algún entrenamiento aparte del que realizás con la selección?

– Voy al gimnasio y planeó continuar haciendo rehabilitación. En el gimnasio trabajo los miembros superiores, los músculos donde más funcionalidad tengo. Bíceps, hombros, dorsal, muñecas. Todo lo que sea funcional y lo pueda explotar. Al ser de clasificación baja, al ser uno de los que menos funcionalidad tienen, lo poco que tengo busco exprimirlo al máximo.

– ¿Es el único deporte en silla de ruedas que intentaste practicar?

– Hice ciclismo adaptado y un poco de ping pong apenas me accidenté. Me quedé con el quad rugby porque el ping pong es más para un asado, y si bien el ciclismo esta bueno, sos vos únicamente, es un deporte individual. En el rugby está esa situación de equipo que tanto extrañaba.

– Encontraste un espacio social donde había gente en tus condiciones…

– Claro. Eso es algo muy inclusivo por parte del rugby. Yo cuando vivía en Santa Fe, les decía a mis terapeutas, por ejemplo, “me quiero poner las zapatillas solo”, “quiero hacer esto y lo otro solo”, y no tenían una respuesta o una explicación de cómo podría arreglármelas por mi cuenta con la poca funcionalidad que tenía. Pero cuando venís acá, y ves a chicos que tienen la misma lesión que vos, pero con más años experiencia, te das cuenta de que ellos tienen la misma movilidad que vos y viven solos hace años. Y uno se pregunta cómo hacen. Ellos te explican y así se transmite un conocimiento que en ningún centro de rehabilitación se aprende, lo que te puede enseñar un compañero acá. Para mí, por eso también se le dice rugby. Tiene ese compañerismo fuera de la cancha, que realmente te ayuda mucho. A mí me ayudó mucho.

– ¿Cuál es el momento más alegre que te dio el quad rugby?

– Este último año, que fue muy completo. Tuve un torneo internacional de clubes en Uruguay. Dos torneos nacionales de clubes en Argentina. El viaje con la selección al Panamericano de Paraguay. Luego otro torneo internacional de clubes acá, en Tigre. Y otro torneo nacional de clubes. Juego en Cilsa de Santa Fe, pero vivo y me entreno acá en Buenos Aires.

– ¿Alguna sensación que te haya dejado el Panamericano?

– Como fue mi primera experiencia con la selección quedé muy impresionado, respecto al nivel y el profesionalismo de los otros equipos. Hay que tratar de apuntar a eso y copiarlo para poder proyectar y hacer crecer el rugby en Argentina.

– ¿Qué dificultades tiene el quad rugby argentino que no tienen otros países?

– En otros países tienen otro tipo de apoyo, hay otro desarrollo del deporte. Pensá que Argentina trajo el quad rugby a Sudamérica, luego este llegó a Brasil, y hoy ellos nos ganan por arriba de 25 goles. Falta apoyo, desarrollo y fomentación. Hay solo cuatro equipos en Argentina. Tendríamos que ser más, para tener más jugadores, más competitividad, y con esto crear una mejor selección.

– ¿Lograste algún otro objetivo tras la lesión?

– Lo que más buscaba era ser lo más independiente posible. Todavía no lo logré del todo igual. Hay cosas que creí que no las iba a poder hacer en años, y hoy las hago con cotidianidad. Como pasar de la cama a la silla solo, bañarme solo o manejar.

– ¿Tenés proyectos en tu agenda?

– Me gustaría poder llevar el rugby a Rosario. Es la tercera ciudad más grande de la Argentina, tranquilamente podría tener un equipo de quad rugby. También pienso arrancar a estudiar Gestión y Producción agropecuaria.

– ¿Qué hizo el quad rugby por vos?

– Todo. Me salvó la vida. Me la cambió.

 

Por Ulises Nieva. 2° «B» Turno Mañana.