Teatro comunitario en Pompeya

Alimento desbalanceado no es de paladar fino, su nombre lo dice todo. Gente de barrio, donde la lluvia pega en la chapa y en la […]

Alimento desbalanceado no es de paladar fino, su nombre lo dice todo. Gente de barrio, donde la lluvia pega en la chapa y en la membrana agujereada, cae esa gota que de a poco va llenando el balde de una pieza húmeda y calurosa. El barrio porteño de Pompeya la vio nacer y promete expandirse por el sur de la ciudad.

Tiempo atrás, el 2003 nació esta obra teatral. El boulevard de Roca y Rabanal ha sido testigo de tan magistral acontecimiento. Homero Manzi y Tabaré fue su segundo lugar, en un centro cultural. Hasta que llegaron a la gráfica Chilavert, que fue recuperada por los trabajadores. La agrupación ya lleva más de 50 funciones, preferentemente en lugares públicos, como plazas, centros culturales, escuelas, sociedades de fomento, lugares tomados, teatros… hasta se dieron el gusto de viajar a Salta, el año pasado, al encuentro nacional de obras de teatro a nivel comunitario.

En exclusiva, la escuela del Círculo de Periodistas Deportivo, charló con Gabriel Galindez, actor y director de Alimento desbalanceado. Galindez, quien cuenta con una larga trayectoria en los escenarios y en películas, hizo referencia al lugar físico donde se desarrolla los ensayos, la relación con los trabajadores de la gráfica, cómo se administran y de qué trata la función. “La verdad que poder estar en este lugar es muy lindo y cuenta mucho lo que nosotros hacemos, ya que ambos hacemos las tareas desde la autogestión, tanto nosotros nosotros, como la gráficas generamos nuestros propios recursos. Si bien contamos con algunos subsidios del Estado, pasamos la gorra al final de cada función para poder mejorar la escenografía, el vestuario, entre otras cosas. Es un gran esfuerzo de todos para que esto salga de la mejor manera. La obra en sí es una versión libre de El matadero de Esteban Echeverría y, a partir de el texto, comenzamos a hablar del hambre pero no solamente del hambre de la comida, sino que hablamos en general como por ejemplo del hambre que nos dan algunos medios de comunicación con la mala información, que quieren que creamos algunas cosas, y desde ese lugar armamos el espectáculo con mucha ironía”, explicó.

Alimento desbalanceado, es una obra teatral que no discrimina a ningún sector social, político, económico. Es una de las tantas voces y manifestaciones del pueblo argentino. Una propuesta para ver el ingenio artístico que poseen muchas personas, que demuestra que no hace falta ser profesional para ejercer la actuación. Mejor lo describió su director: “El espectáculo es para toda la familia porque, del grupo que somos, alrededor de 45 personas, lo integra desde niños de 5 o 6 años hasta mujeres mayores de 65 o 70. Esa heterogeneidad genera riqueza a partir del intercambio de ideas. No hay ningún requisito para ser parte de este proyecto, solo hay que tener ganas de estar acá, de actuar, de cantar, de comprometerse con la idea, pero no hay que tener una experiencia previa. Hay gente que arranca desde cero y acá se la va guiando sobre cómo se tiene que trabajar en la obra”.

Luego, Galindez desarrolló sobre el financiamiento y cómo sobreviven ante las crisis que sufre económicamente Argentina, y su lucha por sostener este espacio, que les da vida y alegría a muchas familias que integran el elenco. “Nosotros nos autogestiamos a través de gorras o algunos eventos especiales que hacemos. Y la gente de la obra colabora con 100 pesos, los que pueden obviamente, que lo utilizamos para hacer fotocopias”.

Ante el prejuicio que tienen muchos sectores de la sociedad sobre los subsidios, colaboraciones o donaciones por parte del estado u otra agrupación política, el director aclaró: “ Con los subsidios que recibimos nos equipamos, compramos sonidos, vestuario, escenografía. Pero el financiamiento es un mezcla entre lo que recibimos de subsidios y lo que generamos nosotros, con eso me refiero a que somos autogestivos. Por suerte contamos con la gran ayuda de la gráfica Chilavert, que nos presta el espacio. Nosotros se lo cuidamos y lo tenemos en perfecto estado para poder seguir utilizándolo”.

Los objetivos de la obra, en su presente y futuro, no solo es el entretener al espectador, sino se trata de estimular a la gente que participa, de sacarla de su oscuridad, ya sea por problemas ajenos a su entorno o por dificultades propias. El rol que cumple el teatro dentro de la sociedad es para mejorar la calidad de vida, es una herramienta muy importante, ya que la marginalidad, la violencia y los malos hábitos se han apoderado de muchas personas, en especial de los jóvenes. En cuanto a esto, Galindez expresó: “Los objetivos que tenemos a corto o mediano plazo es encarar un nuevo espectáculo, que si Dios quiere se va a estrenar el año que viene. La temática de la obra va a ser la violencia, ese sería el punto de partida. Y el objetivo más ambicioso es el de tener un espacio propio, donde se pueda generar un polo cultural, no solamente para el barrio de Pompeya, sino ampliarlo hacia otras zonas. La idea es generar un espacio donde todos y todas puedan hacer lo que quieran desde lo artístico, ya sea actuar, bailar, cantar. También esto nos ayudaría a crecer como organización y como grupo, podríamos ampliar la cantidad de personas ya que el teatro comunitario es inclusivo, puede venir cualquiera, y queremos que se sume mucha más gente en el futuro. Nuestro objetivo principal es difundir que el teatro es transformador y que estos proyectos ayudan a cambiar malos hábitos. Tenemos casos de chicos y chicas que empezaron a formar parte del teatro comunitario y se pudieron reinsertar en la sociedad, que volvieron a estudiar o consiguieron un trabajo, gente que se pudo alejar de las drogas, sin dudas que a además de lo artístico, queremos estar en las cuestiones sociales”.

Por último y para cerrar esta enriquecedora charla, el director hizo una reflexión sobre lo que significa para su vida hacer teatro, desde su experiencia personal y de cómo va a seguir camino de aquí en adelante: “Para mi hacer teatro es una forma de vivir, es todo, me encanta trabajar en el teatro. Siempre digo que esto a mí me salvo la vida porque gracias al teatro conocí un mundo maravilloso que me dio la chance de hacer cosas que en otra situación no las hubiese hecho. Estoy sumamente satisfecho con lo que hago, además de ser el director de la obra de Pompeya soy actor y docente de teatro. La verdad que no tengo grandes metas a futuro, tengo muchas ganas de seguir con lo que estoy haciendo porque lo disfruto muchísimo”.

Como relató Gabriel Galíndez, Alimento desbalanceado es un espectáculo para toda la familia, sus participantes también contagian a toda su estirpe, amistades, vecinos, compañeros de trabajo y de actividades. María de los Ángeles, más conocida como Angie, vive en Pompeya, es trabajadora, madre luchadora de la vida, e integra la obra teatral. Angie, con una sonrisa, expresó con respecto a dedicarse en el futuro a la actuación: “Estaría buenísimo, tal vez los grandes actores empezaron así, lo hago porque me hace bien a mí, pero quien sabe, tal vez me vean en otro teatro, eso viene solo y uno también lo busca, pero por ahora, tranqui”. Añadió algo muy importante y lo dejo muy en claro: “El teatro te cura el alma”.

Angie admitió el motivo por el cual hace teatro, el lugar que ocupa en su vida y la devoción que tiene por este grupo de actores y actrices, en el cual participan conocidos y amigos, que no solo comparten cotidianidad en el barrio, sino que también integran la murga Los Girosos de Pompeya: «hago teatro comunitario porque es una cuenta pendiente que tenía, y quise hacer desde muy chica y un día descubrí el teatro comunitario de Pompeya y empecé a ir a la gráfica todos los sábados sin saber nada, re tímida, y aprendí un montón de cosas. También es una terapia, en donde jugás a ser alguien que no sos, los personajes son muchos y para mí te liberan, el teatro te libera, por eso lo hago y lo voy a seguir haciendo”.

Cabe destacar que Angie incentivo a su hija más chica a que la acompañara a participar, de hecho es una de las cosas más lindas que comparten juntas, y despertó una pasión en su pequeña. Del mismo modo elogió a Alimento desbalanceado, dejando un mensaje contundente a la hora de referirse a los teatros comunitarios. “También decidí llevar a mi hija, ella se re copo, porque le gusta hacer todas esas cosas. Estamos muy enganchadas, hace más de 3 años. Los más copado del teatro comunitario es que es comunitario, no tenes que pagar una fortuna para ir a ver una buena obra de teatro y para ver buenos actores. Y para ser integrante del teatro no necesitas ningún título, ni nada especial, solo tener ganas de aprender y de crecer. Somos un grupo y como grupo somos todos uno y nunca me voy a arrepentir de haber ido a un teatro comunitario”.

Alimento desbalanceado se lleva a cabo los sábados a las 15:30 en la Cooperativa Grafica Chilavert, ubicada en Chilavert 1136, a una cuadra de Avenida La Plata en el barrio de Pompeya de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Están todos invitados.

Foto: www.buenosaires.gob.ar.

Por Anibal Marcos Serial, Gonzalo Pacheco y Damián Prendes.