Ajedrez: una pieza fundamental en la educación

En la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca se determinó que a partir del 2018, a través de una Ley, el ajedrez sea […]

En la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca se determinó que a partir del 2018, a través de una Ley, el ajedrez sea parte como asignatura en todos los colegios de la provincia, tanto primaria como secundaria. Ahora ya existe un proyecto de Ley para que el juego de mesa más antiguo se incluya en todas las aulas del país.

Pirámide Invertida se dirigió al Club Ferro Carril Oeste, en busca de respuestas ante la oportunidad de que se integre el ajedrez como materia en las escuelas. Para ello hablamos con Ernesto Alejandro Juliá, de 56 años, profesor de ajedrez de la institución. Además Ernesto es presidente de Caballito de Palermo, una asociación civil dedicada a la enseñanza de este deporte.

-¿Hay escuelas que ya utilizan el ajedrez como parte de la enseñanza?

Hay un plan del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que arrancó en el año 1985, como plan piloto, en el gobierno de Raúl Alfonsín. Luego no lo continué porque unos de los puntos era que fuera materia obligatoria. Lo evaluamos con un colega que era psicólogo que no debía ser obligatorio, y decidimos no seguir en ese plan piloto. En 1986 se instauro y actualmente debe haber 80 escuelas aproximadamente que tienen profesores de ajedrez, no hay suficiente plantel, para que estén en todos los colegios.

– ¿Cuál es la ventaja que ofrece el ajedrez?

Una de las ventajas es que es muy barato, necesitás un espacio pequeño, con 20 mesas chicas abarcás 40 personas para que jueguen. Cuando Josef Stalin estaba al mando en la URSS, antes de la Segunda Guerra Mundial, querían lanzar un proyecto internacional, alejado de Europa y el resto del mundo. Pensaron en una actividad, que podía ser científica o deportiva. Eligieron el ajedrez porque consideraban que, además de su bajo costo, tiene una marca prestigiosa vinculada al desarrollo intelectual. Fue una decisión de estado; pero una de las cuestiones que sigue valiendo mucho es que es muy barato y puede practicarlo cualquier persona que lo desee.

-¿En lo educativo cuál sería la ventaja?

-Uno puede incorporar hábitos de pensamientos, tenés una manera de pensar inductivamente, deductivamente, por comparación, por deducción, toda forma que uno puede hablar de pensamiento que se puede usar sin que uno se dé cuenta cuando juega. Ya se puede empezar a enseñarles a chicos de cuatro o cinco años, con metodología totalmente lúdica; hay títeres, cartas mágicas de ajedrez, un montón de otros recursos didácticos y paradójicos que hay que tener en cuenta para el desarrollo de los chicos. Es lo que falta en todos los planes educativos en distintos países, no solo en el nuestro, que no le podés enseñar de la misma manera a un chico de seis años que a uno de doce años.

-¿Se puede trabajar con chicos con discapacidad?

-Sí, se puede. Yo participé en vivo en el plantel argentino de no videntes, algunos son no videntes nativos y ellos pueden jugar bien al ajedrez. En el caso de discapacidades motoras pude ver también jugar; les puede llegar a costar al momento de mover las piezas, pero logran hacer bien las jugadas. Ya que no pueden practicar deportes de movilidad, pueden jugar al ajedrez, que también es un deporte y de paso practican la parte social, ya que interactúan con otras personas de otros lugares, club, países.

-¿Como método de prevención sirve para las enfermedades neurológicas?

-Sirve mucho para el trabajo de gimnasia mental, como puede ser también resolver crucigramas, sudoku. Son lo que mantienen activos a los hemisferios cerebrales, que logren hacer intercambios a través del cuerpo calloso, para que uses toda la cabeza; el ajedrez logra que utilices todo. Porque en una parte tenés la memoria, en otra el pensamiento matemático o el razonado, el pensamiento lineal y también la parte intuitiva.

Con todas estas ventajas y soluciones que ofrece el deporte, es realmente ventajoso incluirlo en los planes escolares porque es fundamental para la inclusión en los grupos y para crecer tanto en el aspecto cognitivo como en lo social.

Eduardo Somma y Juan Schwartzman