Libertad Burgi, la historia del equipo de vóley que transformó un pueblo

El deporte siempre ha sido la herramienta y la excusa para contar historias repletas de capítulos de superación personal, crecimiento y emotividad. En este caso […]

El deporte siempre ha sido la herramienta y la excusa para contar historias repletas de capítulos de superación personal, crecimiento y emotividad. En este caso puntual, Libertad Burgi, un equipo de vóley situado en la provincia de Santa Fe y que por primera vez en su historia jugará la Liga A1, ha sido el responsable de darle color a San Jerónimo Norte, un pueblo de no más de 7.500 habitantes.

Si bien este no ha perdido esa tranquilidad tan característica, hace algunos años se produjeron cambios productivos al compás del crecimiento imparable de Libertad, que fue escalando categorías, primero para jugar la Liga A2 y ahora para debutar dentro de algunos días en la Liga A1 frente a UPCN. Para comprender este in crescendo, es necesario hacer referencia a un nombre clave en esta historia: Leandro Burgi.

Cuando Libertad se fundó el 3 de agosto de 1923, lo hizo originalmente como un club exclusivamente de fútbol, al que más tarde se le añadirían otros deportes como la natación, el tenis o el atletismo -entre otras disciplinas-, que cuentan con subcomisiones propias. Estas no fueron tan respaldadas por la institución como hubiesen deseado y, lógicamente, la subcomisión de vóley no fue la excepción: pese a los ingresos que le podía llegar a generar la mutual del club, de todas formas no tenían los recursos necesarios. Hace 4 años se llevó a cabo una reunión con Leandro Burgi, dueño de Aberturas Burgi S.R.L., una de las empresas más grandes pueblo, quien accedió a convertirse en el principal sponsor y propietario del equipo de vóley. Este es el punto de quiebre en la historia.

Como en todo proyecto deportivo, por más dinero que se invierta, si dentro de la cancha no hay respuestas durante un período de tiempo, lo más seguro es que se estanque o se desmorone. Y gracias al respaldo de Burgi, el equipo despegó. Al poco tiempo de sellar el acuerdo, se clasificó a la Liga A2 con jugadores del pueblo y posteriormente, en su debut en dicha competición, finalizó dentro de los 16 mejores equipos. En la segunda temporada sumó algunos refuerzos locales y realizó una gran campaña pese a perder con River en semifinales, lo que generó una auténtica fiesta en San Jerónimo. En el tercer año, Burgi invirtió de acuerdo a las aspiraciones del club. Trajo al DT Fabián Muraco, con pasado en la selección juvenil argentina, y a muchos otros refuerzos, entre los que se encontraban el experimentado Lucas Gregoret, el juvenil internacional argentino Ignacio Espelt o el punta ex Boca Tomás López. Ya con un plantel más competitivo, pero manteniendo la base de jugadores formados en el Libertad Voley (Matías Albrecht, Alejo Dilda, Cristian Perren, Gaston Neif, Marcos Santilli, Gastón Muller y Nicolás Perren), si bien perdieron la final con Monteros, ambos equipos lograron el ascenso a la A1. Como frutilla del postre, la gente reventó la «Calderita de Moreno», el estadio que se arma solo en temporada de Liga y al que los mismos jugadores bautizaron así por el extremo calor que hace allí en verano.

Si bien la alegría era palpable en Libertad Vóley y en el pueblo, también había cierto grado de preocupación porque no se sabía si Leandro Burgi continuaría siendo el principal sponsor y fuente de ingresos del equipo. Según le confió una fuente cercana a la institución a Pirámide Invertida, «como se le fue a pedir apoyo a Leandro Burgi, desde el club hubo descontento. Y como el club depende de la mutual, no iban a dar mucho dinero al equipo porque supuestamente era un hobby caro, pese a que los anteriores años daban un mínimo». Si bien hubo inconvenientes para cerrar el acuerdo con Leandro Burgi por el motivo mencionado anteriormente, finalmente las negociaciones llegaron a buen puerto. Eso sí, había una condición clara: como el empresario era el único que aportaba para el crecimiento del voley, el apellido del propietario debería figurar en el nombre del equipo. Se contempló la opción de quitarle el Libertad y llamarlo Burgi Voley, pero como la institución en sí es la única en el pueblo y genera un arraigo enorme en los habitantes del mismo, hubiera sido chocante que la escuadra de vóleibol se llamara así. Finalmente se decidió que Libertad Burgi Voley sería la mejor opción.

Según la misma fuente, «los jugadores, los tres años que jugaron en la Liga A2, ninguno cobró, salvo algunos refuerzos como Tomi López, Lucas Gregoret o el técnico Fabián Muraco. Después el asistente técnico, el kinesiólogo y el estadígrafo tampoco cobraban»; y el motivo principal de esto es que «sentían que Burgi les daba mucho. Viajes, hoteles de primera marca pagos. Además, él viaja con ellos. Está siempre atento a cómo están, qué necesitan. Este año, y pese a que se negaron, los jugadores de acá van a cobrar obligatoriamente al igual que los refuerzos». Y si se habla de incorporaciones, hay que decir que para esta temporada se sumaron caras nuevas, como Rodrigo Aschemacher, ex Gigantes del Sur; Ronalda Fayola, jugador de la selección venezolana y primer refuerzo internacional de Libertad Burgi, y Federico Franetovich, ex Bolívar.

El impacto del vóleibol en San Jerónimo Norte gracias al proyecto financiado por Burgi es innegable. Hubo una reactivación económica con el crecimiento de la actividad hotelera, el turismo y las venta en los negocios; traducido: aumentó el trabajo. En lo deportivo, más allá de los logros del primer equipo, las inferiores crecieron en cantidad y calidad de jugadores, así como también los niveles de concurrencia al estadio, que será sede de las finales de la próxima Copa ACLAV, son altísimos. Además, en los últimos días cerró un acuerdo con Corinthians para trabajar en conjunto, apostando al desarrollo de los jugadores que se formaron en la entidad santafesina.
Libertad Burgi Voley es el ejemplo fidedigno de que el crecimiento, pese a las dificultades que se puedan presentar, es posible. Y de cómo todas las partes pueden resultar beneficiadas si un proyecto es llevado a cabo con honestidad.

Maximiliano Mansilla – 2°B, turno mañana.