Una retrospectiva de las invenciones en nuestro país que quizá no conocías

Quizá sea común en nuestro país hacer alarde respecto a varios temas y situaciones en la que un argentino logra un premio o reconocimiento a […]

Quizá sea común en nuestro país hacer alarde respecto a varios temas y situaciones en la que un argentino logra un premio o reconocimiento a nivel global o de determinado prestigio. No se va descubrir nada nuevo al citar nombres propios, tales como los de Maradona o Fangio, que brillaron en el ámbito deportivo. Pero hubo otros que pudieron hacer trascender su trabajo y que incluso lograron que perduraran en el tiempo en ámbitos diferentes al deportivo.

Raúl Pateras Pescara de Castelluccio fue la primera persona en pilotear un helicóptero, del modelo tal como lo conocemos hoy en día. En 1920 realizó el primer despegue y aterrizaje vertical controlado, y también fue pionero en el uso de la «autorrotación» para aterrizajes seguros ante una avería del helicóptero. Además, patentó en España su diseño de helicóptero con “palas contrarrotativas”, según un informe de la NASA. Aunque si bien Leonardo Da Vinci hizo el primer proyecto de un artefacto volador con los rasgos distintivos de los helicópteros, como la hélice, Raúl Pescara fue el que dejó su marca en la historia de la aviación.

Justamente en la criminalística se dejó una huella, y por eso es un término que nos remite a “el sistema dactiloscópico”, es decir, a lo que conocemos hoy en día como las huellas dactilares. En julio de 1892, gracias al trabajo de investigación y esfuerzos de Juan Vucetich, la policía argentina fue la primera en resolver un crimen por medio del sistema de dactiloscopia, y ya para 1894 la policía argentina descartó el sistema utilizado hasta ese momento, el bertillonage (método de identificación mediante medidas antropométricas, cuyo nombre hace alusión al creador Alphonse Bertillon), y se convirtió en el primer país del mundo que adoptó a la dactiloscopia como único medio de identificación criminal.

El arte y la cultura no son la excepción en los grandes logros argentinos, sino lo contrario: la Argentina fue pionera en la animación, por ejemplo. Quirino Cristiani, en 1916, trabajó para un noticiero de cine en el que dibujaba una caricatura de humor político sobre el final de las películas. Lugar en donde se realizaría el primer largometraje de dibujos animados de la historia: “El Apóstol” (una sátira sobre el presidente, Hipólito Irigoyen). Años más tarde, en 1918, pudo patentar la proyección para la creación de películas de animación. Por mala suerte, un incendio destruyó la mayor parte de su obra, entre la que se encontraban los negativos originales de sus películas pioneras en el cine de animación, y solo quedaron algunos de los recortes utilizados para la filmación.

En el rubro de la medicina, el Dr. Luis Agote, investigador y docente, en 1914, logró la primera transfusión de sangre anticoagulada de la historia. La pudo realizar con citrato de sodio en el Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson de Bs. As y el mismo mes la repitió con éxito frente a las autoridades locales. Luego, gracias al Ministerio de Relaciones Exteriores, se notificó a los países en guerra el “Método Agote”, y países como Alemania, Gran Bretaña, Turquía, Francia, Bélgica, Austria, Hungría y Rusia adoptaron dicha práctica.

Por último, el que seguramente sea el invento más famoso y relevante de nuestro país, el bypass. A su creador hasta le dedicaron canciones, como es en el caso “Western” de la banda “Attaque 77”: el Dr. Rene Favaloro inventó el método que consiste en la intervención quirúrgica para tratar obstrucciones del corazón, en 1967, y aún éste método sigue siendo de las intervenciones quirúrgicas más practicadas en todo el mundo.

Diego Oliva, Facundo Sotelo y Osmar Vallejos