Marea Roja: otra manera de tirarse a la pileta

Marea Roja es un equipo de natación argentino que se dedica a entrenar deportistas jóvenes y adultos pero en donde las principales características para formar […]

Marea Roja es un equipo de natación argentino que se dedica a entrenar deportistas jóvenes y adultos pero en donde las principales características para formar parte del mismo no están solamente en la técnica: actitud, mentalidad y superación es lo que se exige para tirarse al agua.

“Personalmente no tengo una preferencia de edad para trabajar con mis nadadores. Me gusta hacerlo con cualquiera, sea chico o adulto, pero lo importante es que tenga ganas de superarse a sí mismo. Me llama mucho la atención aquellos que creen que no hay un límite”, cuenta con total sinceridad Pablo Álvarez, uno de los entrenadores del equipo junto a Federico Cavaliere, y agrega: “La única característica que busco en mis deportistas es actitud, la continua búsqueda de la superación. Hay que sacar el no puedo”.

Marea Roja se formó en septiembre del 2000 cuando Pablo Álvarez (ahora tiene 41 años) estaba trabajando como guardavidas en la pileta de Sport Club Congreso en Capital Federal. Así lo cuenta: “Tomé gente que venía a hacer pileta libre al club y no les bastaba la natación como ejercicio nada más. Los entrené y fuimos a un torneo de aguas abiertas en Baradero. Era gente de entre 30 y 60 años amateur. Al volver, decidimos armar el equipo y tardamos unos dos meses en darle un nombre e identidad. Con el tiempo, nos fuimos haciendo conocidos en diversas competencias, lo que llevó a mucha gente a buscarnos para participar del mismo. Actualmente está conformado por 43 nadadores, de entre 9 y 78 años, quienes se entrenan específicamente para competir, tanto en aguas abiertas como en pileta”.

La competencia exige una vocación que lleva a enfrentarse a situaciones de quiebre para los deportistas. Toparse con esos momentos no es sencillo, sobre todo para los más chicos, quienes todavía no poseen todas las herramientas para comprender ciertas situaciones. Lo explican los entrenadores: “La frustración está presente todo el tiempo. Los chicos realizan todas sus actividades y dividen su tiempo a lo largo del día entre: su familia, sus amigos, el colegio y el deporte. Cuando el deporte comienza a tomar una gran parte de su vida y toma un mayor espacio que el resto de sus actividades, un mal torneo o un mal entrenamiento, es suficiente para que el sentimiento de frustración aparezca  y les dé ganas de abandonar para cambiar la natación por aquello que extrañan un poco. Pero cuando les mostrás adonde pueden llegar, y realmente les gusta, ellos entienden que para eso se necesita sacrificio, dedicación y constancia”. ¿Cómo se logra?: “Para llegar a esto buscamos el apoyo incondicional de los padres en base a que sus hijos realmente quieren hacer el deporte”.

Azul Scotto de 13 años es nadadora de Marea Roja y relata su experiencia: “Cuando nado siento mucha energía, adrenalina y mucha alegría de poder estar haciendo una de las cosas que más me gustan en la vida. La verdad es que no es fácil arreglar los horarios con el colegio y con las salidas con mis amigos, pero trato de hacer todas estas cosas después de los entrenamientos o los torneos porque no me gusta faltar. Me gusta hacer todo”.

En Marea Roja cada uno de sus deportistas es tenido en cuenta, todos se preparan acorde a sus individualidades y momentos. “Cuando vienen con algún problema, físico, mental, de la casa, de la escuela, de cualquier índole, agarrás el papel del entrenamiento, lo hacés un bollito y lo tirás a la basura. Ningún nadador mío se tira al agua si está mal; primero solucionamos el problema afuera y después va a la pileta. No hay nada peor que entrenar sin ganas. Se guía el entrenamiento hacia el objetivo acorde al día que transitan. Aprendimos a improvisar”, explica el entrenador Álvarez y finaliza con una opinión sobre el entrenamiento en la natación a nivel nacional: “Si no fuéramos tan orgullosos, todos los deportistas deberían ser entrenados por distintas personas cada dos años. Todos tenemos distintas visiones y estilos, es bueno que el nadador pase por todo”.

Por Estefanía de Beláustegui y Alberto Macri.