Selección en crecimiento

El seleccionado argentino de vóleibol dirigido por Julio Velasco quedó eliminado de Río 2016 con el mismo rival que en los pasados Juegos Olímpicos de […]

Otra vez Brasil dejó al equipo argentino eliminado. Pero los de Velasco dieron muestras de que el futuro es promisorio.
Otra vez Brasil dejó al equipo argentino eliminado. Pero los de Velasco dieron muestras de que el futuro es promisorio.

El seleccionado argentino de vóleibol dirigido por Julio Velasco quedó eliminado de Río 2016 con el mismo rival que en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero dejando una sensación totalmente distinta. Hace cuatro años el combinado nacional dirigido por Javier Weber se había ido abatido por Brasil con un contundente 3-0, y dejando mucho que desear; pero en esta ocasión, el equipo logró competir al mismo nivel con los subcampeones olímpicos jugando en buena forma.

La selección argentina masculina, de la mano del entrenador y de jugadores que llevan un largo tiempo vistiendo la camiseta, parece haber encontrado un camino que lo ha llevado a meterse en la élite de este deporte. El plantel estuvo conformado por una mezcla de jugadores que ya habían jugado el anterior Juego Olímpico, más algunos jóvenes con mucho potencial.

Los subcampeonatos mundiales que consiguió el vóley argentino en las categorías Sub 19 y Sub 21 en 2015, ya hacían prever que había materia prima para seguir creciendo y elevando el nivel del seleccionado. Bruno Lima, el actual opuesto titular de la selección, fue la gran figura de ese combinado argentino Sub 21 y hoy se ha convertido en esa pieza clave que tanta falta hacía en el esquema pensado por Velasco.

Argentina tiene bien cubierto hace un tiempo el puesto del armador y de los centrales, donde incluso cuenta con muchas variantes; pero el gran déficit del equipo siempre había sido la posición del opuesto. Hasta que el entrenador encontró en Lima y en José Luis González, dos anotadores que siempre le responden adecuadamente.

Como en todo equipo, los receptores también jugaron un papel clave. El retorno de Facundo Conte fue vital para lograr el primer puesto en la fase de grupos; el «Heredero» siempre fue uno de los íconos de este grupo y uno de los máximos anotadores. Otro receptor que tuvo un gran torneo, fue el formoseño Ezequiel Palacios, una de las caras nuevas, al que cada vez que le tocó entrar sumó muchos puntos para el equipo. «Palacete» es un jugador muy joven y con mucho talento, tanto que estará jugando en Polonia la próxima temporada.

Con muchos jóvenes prometedores en la liga local, y muchos jugadores compitiendo en las mejores ligas del mundo, la selección argentina ha encontrado una base sólida que podrá reforzar con la mira puesta en el próximo Mundial de 2018 que se disputará en Bulgaria e Italia.