¿Que hace y piensa Wainraich en cuarentena?

“La cuarentena nos llevó por delante. Tengo nuevos signos de locura: guardé el celular en la heladera, quise encender el fuego con el fósforo apagado”, […]

“La cuarentena nos llevó por delante. Tengo nuevos signos de locura: guardé el celular en la heladera, quise encender el fuego con el fósforo apagado”, contó el actor Sebastián Wainraich que vive una vida dinámica y de nuevos aprendizajes por el aislamiento social y se encuentra en un gran momento profesional. Es que la serie de netflix “Casi Feliz” que escribió y protagonizó logró popularidad (llegó a ser la más vista en su género en Argentina) y es muy probable que haya una segunda temporada.

El conductor se encuentra muy entusiasmado con este proyecto y ya se puso a escribir lo que quiere que pase en cada capítulo de la posible nueva temporada. Si bien su faceta de escritor sea la menos conocida no es nueva. De chico era tímido y la escritura era un buen refugio. “La verdad es que no imaginé que pudiera estar tan arriba; si, que tuviera repercusión. No tenemos la continuidad asegurada, pero por como viene la mano, creemos que habrá. Ojalá, porque eso implicaría trabajo para muchos”, deseó en una entrevista con la revista Viva.

Cumpleaños. Hace 3 días festejó sus 46 años.

Además de escribir, Wainraich sigue conduciendo el programa radial Metro y Medio desde su casa y espera volver al teatro con su unipersonal Frágil. Junto a su mujer Dalia Gutmann se encargan de las tareas de la casa: “Nos repartimos la limpieza, la cocina, el estar detrás de los chicos para que ordenen. Yo me encargo del almuerzo; Dali de la cena, salvo los viernes que hago asado”. Y se le sumó por la cuarentena otro trabajo: limpiar el ascensor de su edificio todos los martes y jueves. Si, es que están sin encargado.

Desde hace un tiempo que hace terapia porque cree que “es una gran espacio de reflexión, como un ejercicio de autoconocimiento”. Ahora, no lo dejó, sino que se habla con su psicólogo por teléfono. No está en pijama para no caer en la depresión y aprendió que “la vida es una incertidumbre total y a tener un poco de paciencia”. Sebastián está casi feliz con su vida familiar, sus pasiones laborales y sus nuevas percepciones en esta etapa de cambios.

Por Martín Barylko