El utópico camino hacia la libertad

Una atípica historia de amor enredada en conflictos sociales y políticos fue todo lo que necesitó Florencia Bonelli para que su libro “Indias Blancas” se […]

Una atípica historia de amor enredada en conflictos sociales y políticos fue todo lo que necesitó Florencia Bonelli para que su libro “Indias Blancas” se convirtiera en best seller. La historia se sitúa entre los años 1873 y 1879, en medio de una Argentina convulsionada, donde Laura Escalante, una bella joven de clase social alta hija de un General de la Nación, se enamorará del principal enemigo de los que la rodean: un indio ranquel llamado Nahueltruz Gour.

 

En medio de lucha de clases y de poder, Laura sobresale por poseer ideales que rompían con el esquema de la época, creando controversia en todo aquel que vivía de manera estructurada. Sin embargo, un duro golpe hizo que la inocente joven desapareciera para convertirse en la mujer aguerrida que Bonelli describe en su segundo libro, luchando por ese amor que tanto la cambió.

141 años después la sociedad no parece haber cambiado tanto. A pesar de diversos avances, hay opiniones que nos hacen creer que no estamos tan lejos del 1800 como creemos. La desigualdad de clases sigue predominando, pero de distintas maneras: ya no existen los indios ranqueles, que en su lugar fueron reemplazados por gente de bajo recursos, como tampoco la gente de clase alta que tanto eran nombradas. Pero, aunque ya no existan con esas definiciones, año tras año se renuevan creando así un círculo vicioso del cual no se puede salir. La sociedad no avanza, por mas que creamos que sí. Esa Laura que tanto nos cautivó, sigue siendo representada por muchas mujeres que sufren esa represión por parte de quienes las rodean.

El amor tampoco cambió. Aún en el 2020 sigue habiendo gente a quienes se le juzga por la persona con quien están. Que es flaca, alta, pobre, rica, gorda, negra, hombre o mujer. Todo aquello que no este en el universo que vivimos termina siendo criticado. La historia no se repite, pero tampoco cambia. Somos los hijos de los que cometieron los errores que hoy criticamos, errores que, sin saberlo, seguimos realizando.

Si bien Laura terminó rompiendo las estructuras, consiguiendo el amor de Nahueltruz y convirtiéndose, al fin, en una india blanca, no es la misma historia para el resto de las mujeres, que consideran una utopía obtener ese final y, liberarse al fin, de toda la opresión que cargan en sus hombros sin lugar a elección. Y como Bonelli cita en varios de sus libros: «Caminó sin cesar, detrás de la verdad y sabrá lo que es al fin la libertad».

Por Julieta Natalutti. 2°A