Andy Murray, el renacer de un grande

El 10 de enero en la rueda de prensa previa al inicio del primer Grand Slam del año, en Australia, el escocés Andy Murray anunciaba […]

El 10 de enero en la rueda de prensa previa al inicio del primer Grand Slam del año, en Australia, el escocés Andy Murray anunciaba entre lágrimas, que tras no poder lidiar más con su cadera que lo tenía a maltraer hacía tiempo, se retiraba del tenis. Una noticia que shockeó a propios y extraños. «Pretendo que mí despedida sea en Wimbledon» decía Andy.

Aquel torneo de Australia trajo consigo la derrota en primera ronda ante el español Bautista Agut en un maratónico partido a cinco sets, luego de ello, el escocés se sometió a una operación de reconstrucción de cadera, lo que inevitablemente lo dejaria un tiempo fuera de la actividad profesional.

El objetivo era llegar en condiciones a la ansiada despedida en el césped del All England. El comienzo del renacimiento se produjo en Queen’s, El primer torneo en la gira de césped, y fue en la modalidad de dobles con una novedosa dupla junto a Feliciano López. Allí se consagraron campeones. Una semana más tarde, el escocés tomó la decisión de no jugar singles en Wimbledon y se presentó en ambas modalidades de dobles, en masculino con el francés Herbert, con quién cayó en primera ronda ante los croatas Skugor y Metkic y luego en mixto junto a Serena Williams, con quién llego a tercera ronda donde cayeron ante los primeros precalificados Soares y Melichar.

 

Las semanas pasaban y con el hipotético retiro en Wimbledon atrás, Murray se animó al single en Cincinatti dónde perdió en primera ronda ante Richard Gasquet 6-4 y 6-4. En Winston Salem el verdugo sería también en primera ronda el americano Tennys Sandgren. Luego sería el turno del Challenger de Manacor, los ATP 250 de Zhuhai, China y  el Masters 1000 en Shangai, siendo el China Open su mejor actuación llegando a cuartos de final: perdió ante Dominic Thiem en sets corridos. Los resultados no llegaban, pero el ritmo tenístico y físico mostraban a un Murray mejorado en lo anímico, sobretodo.

Hasta llegar al ATP 250 de Amberes dónde dejó en el camino a Kimmer Coppejans, Pablo Cuevas, Marius Copil y Ugo Humbert para desembarcar en la final ante el suizo y un viejo conocido, Stan Wawrinka. Allí el escocés desplegó su mejor tenis y se consagró campeón luego de 31 meses, desde aquel éxito en Dubai a mediados de 2017. Fue su título número 46.

Las lágrimas volvieron, pero esta vez de alegría. «Esto significa mucho para mí, sobre todo después de los problemas que he tenido en los últimos años. Ha sido un gran partido. Stan ha jugado increíble, los dos jugamos así. No esperaba conseguir esto y por eso estoy muy feliz. Estoy muy orgulloso de lo que he hecho esta semana», comentó el escocés, que a los 32 años, volvió a renacer.

El regreso significativo también en se hizo notar en el ránking, Andy hace tres semanas se encontraba posicionado en el puesto 503° y empezó el torneo en Bélgica como el numero 243 en el ránking ATP. La consagración ante Wawrinka le hizo sumar 250 puntos, por lo que su nuevo posicionamiento lo dejaría en el escalón numero 127. El comienzo del renacer de un grande que supo ser número 1 del mundo durante 41 semanas, entre noviembre de 2016 y agosto de 2017. El tenis recuperó uno de los bastiones de la ultima década.