Mundo Delpo: rumores de retiro, ¿una historia que se repite?

De tocar el cielo con las manos a golpearse fuerte contra la tierra. Así fue la intermitente carrera de Del Potro a lo largo de […]

De tocar el cielo con las manos a golpearse fuerte contra la tierra. Así fue la intermitente carrera de Del Potro a lo largo de los años. Terminó el 2009 como flamante ganador de su primer Grand Dlam, el US Open, al vencer al mismísimo Roger Federer; se colocó número 5 del mundo y consiguió el premio Olimpia al mejor deportista del año. Todo parecía indicar que un buen año se encaminaba, pero fue todo lo contrario. Mala suerte, destino, mala espina. Resulta muy difícil determinar con exactitud el factor que delimitó a un tenista que, de no mediar las molestias físicas, seguramente podría haber logrado mucho más y hacer de su nombre una leyenda aún más grande.

“Apenas llegué a Estados Unidos, el doctor me hizo pruebas en la cancha y diferentes estudios para localizar bien los puntos de dolor. Y allí se tomó la decisión de la operación. Como todos ustedes comprenderán, no es un momento feliz en mi vida. Pero estoy acostumbrado a pelear en la adversidad y tengo todas las fuerzas para sacar esto adelante”, fueron las palabras del tandilense ante una nueva lesión de muñeca. Pero la realidad personal distaba de lo expresado públicamente: «Dejé el tenis hace dos años, pero nadie lo sabía. Nadie sabía que yo había dejado el tenis, sólo mi familia y mis amigos más cercanos. Pasé un par de meses en Tandil con ellos, tratando de encontrar un nuevo camino, otra vida ya sin el tenis», contó para un documental que le dedicó la ATP.

Nueve años después, el panorama nuevamente se torna oscuro para Juan Martín. Una de las historias de resiliencia más grandes del deporte tiene otro capítulo, tal vez, el último. En ese entonces, las ganas de superarse fueron más fuertes. «Un día, no sé por qué, decidí llamar a mi médico en los Estados Unidos (Richard Berger), y le dije: ‘Quiero intentarlo una vez más'», expresó, conmovido. El regreso difícilmente pudo haber sido mejor: medalla de plata en Río de Janeiro y la obtención de la primera Copa Davis para la Argentina.

Si el partido contra Shapovalov en Queen’s fue el último o no, todavía no se sabe. Con el transcurrir de los días seguramente una decisión se irá formando en la cabeza de Del Potro. Por el momento, queda la certeza de que batalló, una y otra vez, en contra de los problemas físicos y los miedos mentales. Nada para reprocharse.

Autora: Belén Medina