Los Curry, la familia real de la NBA

La historia de los hermanos Curry con la pelota naranja en sus manos no empieza con ninguno de ellos. Empieza con su padre, Dell Curry, […]

La historia de los hermanos Curry con la pelota naranja en sus manos no empieza con ninguno de ellos. Empieza con su padre, Dell Curry, de quién heredaron el gusto y la admiración por el básquetbol. Dell fue base de la NBA por 16 temporadas y obtuvo el galardón de mejor sexto hombre en la temporada 93-94. Asistió a la universidad de Virginia Tech donde conoció a Sonya Adams, también amante del deporte, y con quién tuvieron tres hijos: Stephen, el mayor, Seth y la única mujer y la menor de todos, Sydel.

Stephen Curry nació en Akron, Ohio, el 14 de marzo de 1988. Por caprichos del destino en el mismo hospital donde nació Lebron James. Pero como es normal en una familia liderada por padre deportista, la residencia va de la mano con la trayectoria deportiva y así, Charlotte terminó siendo su hogar durante su infancia.  

Dos años después del arribo del primogénito, el 23 de agosto se sumó un nuevo integrante al clan Curry: Seth había llegado. Y como el pequeño Stephen quién ni bien pudo ponerse en pie ya lanzaba a su mini aro Nerf, su hermano menor hizo lo propio. En la escuela primaria, los duelos Nerf se trasladaron a la cancha del patio trasero de su casa en Charlotte.

Seth era más pequeño y con menos experiencia. Por eso se vio obligado a realizar pequeños trucos para poderle ganar a su hermano pero mientras crecía en tamaño y habilidad fue ganando cada vez más en franca lid.

Stephen y Seth en su época de escuela.

La etapa escolar no pudo ser más familiar: su madre era la directora del centro, su tía ejercía como maestra y su abuela trabajaba en la cocina. En esa época los niños Curry asistían a los partidos de su padre con los Hornets y se divertían en la cancha durante los calentamientos. Eran días de estudio y de básquetbol, mucho básquetbol que solo era interrumpido tras varias horas jugando en el patio por su madre, Sonya, quién ponía fin a los duelos para no molestar a sus vecinos.

Tanto amor por el básquet en la familia Curry tiene un origen: Grottoes, Virginia, en los primeros años de la década de los setenta, en una casa rodeada por bosques llenos de osos. Se acercaba el verano y Wardell “Jack” Curry, abuelo de Seth y Stephen necesitaba ocupar el tiempo de su único hijo varón, Dell, en algo diferente a animales peligrosos o las muñecas barbies de sus cuatro hermanas. Disponía de un poste viejo de servicios públicos, un tablero de fibra de vidrio y algunos soportes de acero fabricados. De ese modo Jack Curry terminó sin saberlo, reescribiendo los libros de historia del básquetbol.

“Siempre sentí que el amor y las lecciones de ese aro se me pasaron”, dice Stephen. “Es una locura pensar en cómo todo empezó de cierta forma allí en esa casa con ese aro viejo”. Es innegable el impacto de este tablero hecho por el abuelo “Jack” en la vida de los Curry, los niños no podían esperar a llegar a la casa para poder ir a lanzar por mucho tiempo y el valor agregado que éste tenía era que no podían fallar porque si lo hacían debían ir a recoger la pelota muy lejos, esto los motivaba a tener una precisión extrema.

Tablero hecho por el abuelo Curry en Grottoes, Virginia. (Foto:ESPN)


Cuando estaba en segundo año en la escuela cristiana de Charlotte, Dell vio la necesidad de cambiar la mecánica de tiro de su hijo, le parecía un blanco fácil para los tapones. Fueron unas vacaciones duras en la familia, lo llaman “El verano de las lágrimas” porque su padre lo hacía lanzar mil veces después de cada entrenamiento y Stephen lo hacía con lágrimas en los ojos.

En la etapa universitaria, Steph, quería seguir los pasos de papá y ser parte de Virginia Tech. Desde la universidad la respuesta fue positiva pero sin beca, razón por la cual terminó defendiendo los colores de la poco conocida Davidson. Pronto en Virginia sabrían todo lo que habían perdido.

En su año de novato, recién al segundo partido dejó números extraordinarios. Contra los Michigan Wolverines consiguió 32 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias. Terminó la temporada liderando la Southern Conference en anotación con 21,5 puntos por partido. Los Wildcats gracias a Steph acabaron la sequía de 38 años sin clasificar a los mejores ocho.

El camino universitario de Seth también fue exitoso. Eligió ir a Liberty University, donde promedió 20.2 puntos por partido, la mejor cifra entre los novatos de todo el país. El año siguiente fue transferido a Duke, una de las mejores universidades de Estados Unidos. Pero no era fácil salir de la sombra que había dejado su hermano ya que las provocaciones de los fanáticos rivales no se hacían esperar.

Los partidos de visitante tienen un sabor especial indistintamente del deporte. Durante un partido en 2008 el público local hizo foco en Seth, gritándole en repetidas ocasiones “TU NO ERES STEPHEN”, El base respondió con cuatro triples seguidos.

“Él señaló su pecho orgulloso”, relató Shonn Brown, quién era su entrenador. “El estaba como,’tienen razón, no soy Stephen y se supone que no debo serlo, esto es lo que soy”, agregó.

Afuera de la cancha son diferentes, Seth es bastante introvertido tanto que una vez se rehusó a bajar del auto de su madre que lo había llevado al baile de secundaria. Stephen es más extrovertido, es el centro de atención en las reuniones familiares. Además, es un romántico. A su esposa Ayesha le pidió matrimonio exactamente en el mismo lugar -un tramo de carretera- donde se habían besado por primera vez algunos años antes.

Mientras que los dos tuvieron éxito en la universidad, la entrada a la NBA sería diferente para cada uno. Curry fue seleccionado por los Warriors en la séptima posición del draft de 2009. Seth por su parte tuvo que abrirse paso en la Liga de desarrollo de la NBA al no ser escogido en el draft 2013.

Jugó en varios equipos de desarrollo que significa lo mismo que jugar en la reserva de un club de fútbol, pero no fue llamado a la NBA por ninguno de estos. Hasta el 2015, cuando después de idas y venidas con contratos de 10 días, en julio firmó como agente libre con los Kings de Sacramento un contrato de dos años por dos millones de dólares, después pasó por los Mavericks de Dallas y actualmente milita en Portland con quienes llegó a la final de conferencia algo que no conseguía la franquicia desde el 2000.

“Recibo muchas solicitudes de entrevistas sobre Steph, pero siempre les recuerdo que tengo otro hijo en la NBA, y estoy tan orgulloso de todo lo que ha logrado”, dice Dell, padre de ambos. “Se ha ganado todo lo que ha obtenido”, acota.

La carrera de Stephen es conocida por muchos, lo que la mayoría ignora es que tras su llegada a los Warriors las primeras temporadas no se pudo consolidar del todo en el equipo, pero no por nivel sino por las lesiones en sus tobillos que lo obligaron a operarse dos veces. Para el inicio del 2014, Curry, libre de molestias, desplegó todo su talento y empezó a conquistar el mundo de la NBA, ganando 3 campeonatos y siendo elegido dos veces Jugador Más Valioso de la liga. Durante la ceremonia de entrega del JMV en mayo del 2015, Steph se refirió a su hermano. “El cielo es el límite para ti”, aseguró y Seth contuvo las lágrimas.

La historia de los hermanos Curry ya era de masivo conocimiento en Estados Unidos pero tomó relevancia mundial por el enfrentamiento fraticida en las finales de la Conferencia Oeste con Stephen defendiendo los colores de los Warriors y Seth haciendo lo propio con Portland.

Antes de la final los padres tuvieron que sortear quién llevaría la camisa de cada equipo. Se mostraban expectantes pero también muy nerviosos. El duelo terminó con una barrida de los Warriors por 4-0. “Jugar contra mi hermano y ganar ha sido la mejor experiencia”, reconoció el doble ganador del premio del Jugador Más Valioso de la liga. “Ahora todo en mi familia volverá a la normalidad y no habrá tantos nervios con mis padres”, bromeó.

Sonya también expresó sus sentimientos: “Vi a mi mi hijo mayor hacer lo que hace siempre y ser él mismo, y vi a mi hijo menor en sus primeros playoffs buscar el campeonato y cumplir su rol; creo que lo hizo bien».

Al final de la serie se fundieron en un abrazo e intercambiaron camisetas. “La enmarcaré o algo así”, dijo Seth cuando le preguntaron qué haría con la camiseta de Steph. “Definitivamente es una manera especial de conmemorar esta serie y esta ocasión. Como dije, no sé si alguna vez podremos volver a enfrentarnos en esta etapa de los playoffs, así que fue un momento especial para ambos y algo que siempre recordaremos”, aseveró.

Nunca en los más de 70 años de historia de la liga se había visto algo igual. Los Curry pasaron de jugar en el patio trasero de su casa a enfrentarse en las finales de conferencia de la NBA.

Carlos Sarmiento, Segundo A, turno tarde