Inflación en ascenso

Sumado a los hechos de violencia en general, y en el fútbol en particular, y a la gran crisis económica que atraviesa el país, el […]

Sumado a los hechos de violencia en general, y en el fútbol en particular, y a la gran crisis económica que atraviesa el país, el considerable aumento en el precio de las entradas ha contribuido a que cada vez menos familias asistan a la cancha a ver a sus equipos favoritos.

Con valores que oscilan entre los 200 pesos las populares para no socios, y 500 pesos las plateas (también para los que no están afiliados) para una sola persona quizás no haya inconvenientes, pero si van dos personas adultas acompañadas de dos menores, ahí la suma se va acrecentando.

Pero la cuenta no finaliza aquí: a eso hay que sumarle una hamburguesa por cabeza, como mínimo, porque posiblemente los patys que se venden en la cancha no llenen a la gente que es de “buen comer”, pero, por el bien de la economía familiar y, aunque nuestros estómagos se nos quejen, nos vamos a conformar con una cada uno. Acá los números también son variados y dependen de los costos que maneje cada club, que pueden ir de los 80 a los 100 pesos. Y para “bajar” la comida tenés que tomar algo líquido, así que vamos a agregar 4 gaseosas más que cuestan unos 30 o hasta 50 pesos por vaso.

Mención aparte si la familia se traslada a la cancha en vehículo, porque ahí, aparte de pagarle unos 100 pesos a los “trapitos” para que te lo cuiden,  resulta que solo permanecen en el lugar hasta que comienza el partido, momento en el cual ingresan también a ver el partido y con la satisfacción de haber acumulado una gran suma de dinero. Otra de las cuestiones por las cuales la familia entera desiste de ir es porque, además de lo que hemos estado repasando, las instalaciones de las instituciones se encuentran en un deterioro permanente: baños en estado deplorable; paredes y/o cimientos que se vienen abajo; mala desconcentración; etc.

Entonces, hagamos un promedio y pasemos en limpio: 4 entradas a 300 pesos, serian 1.200. Compramos 4 hamburguesas a 100 son 400. Por lo cual, ya tenemos 1.600. Si le agregamos 4 gaseosas a 50 tenemos 200 pesos más, así que el gasto ya llega a 1800. No nos olvidemos del estacionamiento que nos lleva a 1900. Y si el niño o la niña quisieran darse el “lujo” de llevarse algún recuerdo, como ser algún gorro o bandera con los colores del club, el resultado superaría los 2.000 pesos.

Si la familia acostumbra a seguir a su equipo cada vez que juegue; a este número final con el que nos quedamos, los 2.000 pesos, hay que multiplicarlo por dos y hasta por tres, que serían las veces que el club haga de las veces de local por mes. Sabrá usted, que desde un tiempo a esta parte, en el fútbol argentino no está permitido el acceso del público visitante. A excepción de la Copa Argentina, pero eso será tema para otro momento.

Ahora bien, si durante algunos años en la República Argentina se transmitía el fútbol gratis por la TV Pública, y ahora volvió a estar en manos de empresas privadas, toda esta cuestión del aumento en el precio de las entradas para que las familias, en vez de gastar 2000, 4000, y hasta 6000 pesos por mes, podría llegar a ser una estrategia para que prefieran quedarse en sus casa, contratar el pack de fútbol, que saldría alrededor de 1500 pesos por mes, y que cuenta, además, con tv por cable, teléfono e internet. Hasta encargando unas pizzas y unas gaseosas o cervezas, sigue siendo un plan más económico que el de ir al estadio. ¿Casualidad o causalidad?

Al principio de esta nota se mencionó la gran crisis económica por la cual atraviesa nuestro país y de los actos de violencia que se repiten, como despidos masivos; cierre de Ministerios de Salud, de Educación, de Trabajo, por mencionar solo algunos, lo que lleva a la mayoría de las personas afectadas a cometer intentos de saqueos; represión por parte del Estado (quizás una de las maneras de poder llevar a cabo tales políticas) hacia el pueblo, incluyendo asesinatos de menores de edad. Todas estas cuestiones nos lleva, inevitablemente, a rememorar la crisis de 2001, en donde por episodios muy similares (de hecho algunos funcionarios de aquella pesadilla, se repiten hoy), la sociedad se sublevó, hubo represión, muertes de inocentes (casi 70 personas) y renuncia de un presidente. Esperemos, por el bien de nuestra democracia, que esto no vuelva a suceder.

 

Hecho por: Iván Furmán: Germán Roca. Darío Bonnín.