Una guerra de no acabar en las calles porteñas

En medio de la ola de agresiones de taxistas contra chóferes de Uber (muchos automovilistas que no están asociados al servicio) surgen dudas en la […]

En medio de la ola de agresiones de taxistas contra chóferes de Uber (muchos automovilistas que no están asociados al servicio) surgen dudas en la gente sobre las denuncias de los taxistas que pasaron a enfrentamientos verbales y físicos.

La empresa afirma que se registran más de dos incidentes a socios por día en la Argentina. Ya hay personas procesadas por agredir a conductores adheridos a la aplicación.

Una de las diferencias entre unos y otros es en el aspecto económico. Entre el servicio tradicional y el del app hay una diferencia del 40%. Por eso, los taxistas insisten con que haya más control y sanciones para la empresa.

Además, los costos que afrontan ambos servicios son muy distintos. Los requisitos para ser conductor de Uber no son muy exigentes, solo se necesita ser mayor de 21 años y tener un auto del 2008 en adelante, con 4 ó 5 puertas y aire acondicionado. En cuanto a los papeles del auto deben estar en regla, pero no es necesario tener registro profesional. La empresa se queda con el 25% de la facturación del viaje, y además el conductor debe registrarse ante la AFIP como monotributista o autónomo.

Los taxis tienen muchos más requisitos para tener un vehículo en la calle. Además del combustible, el mantenimiento del vehículo, seguro y patentes, los dueños de taxis deben afrontar costos como la verificación técnica ($ 548,82 por año), certificado del reloj ($ 600), la oblea del equipo de GNC ($ 450) y muchos otros. A esto hay que sumarles los gastos del chofer, como la renovación del registro profesional que se hace cada cinco años.

En la comparación hay que agregar otro factor. Los dueños de taxis también tienen en cuenta que cada tres a cinco años, aproximadamente, deben renovar el vehículo, con lo cual reservan parte de los ingresos para ese gasto. En cambio en Uber, el desgaste de los autos corre a cuenta del propio titular del vehículo.

Por estas razones los taxistas se quejan de la competencia desleal y piden una acción más enérgica del Estado y la Justicia. Desde que llegó Uber al país,  el trabajo de los taxistas cayó entre un 20% y un 30%. El taxi no está subvencionado ni está beneficiado con quita de impuestos para la renovación de la flota, como pasa en otros países.

La tarifa de los taxis viene subiendo al ritmo de la inflación, lo cual es un buen parámetro para ver cómo fueron aumentando los precios en los últimos años. En 2003, cuando la tarifa se descongeló después de la convertibilidad, la ficha estaba 14 centavos.

Pero el precio no es lo único que destacan los pasajeros de Uber, sino que también mencionan la comodidad del servicio, ya que el app informa que auto es el que va a recoger al pasajero, cuanto se demora, el precio aproximado del viaje y los datos del chofer.

Para tratar de mejorar la calidad del servicio tradicional, el Gobierno porteño junto con las asociaciones de dueños de taxis y de choferes desarrollaron la aplicación Taxi BA. La idea era que se pudiera pagar con tarjetas de crédito y débito, que los pasajeros puedan tener los datos del auto y el chofer y otras ventajas. Pero la puesta en marcha tuvo problemas y el sistema todavía está dando sus primeros pasos. Primero, aunque habían anunciado que iban a lanzarla en octubre, recién arrancó en abril. Y está disponible para los celulares que funcionan con IOS desde hace sólo 15 días. Segundo, porque sólo unos 3.000 choferes la usan cotidianamente, algo que hace también imposible la mejora en el servicio.

Gastón Ariel Díaz