Exhibición, defensa e ilusión para todas

Sonó la campana. Se fue el décimo y último asalto. En la voz de Brizuela, se anunció a la ganadora. La decisión fue unánime y […]

Sonó la campana. Se fue el décimo y último asalto. En la voz de Brizuela, se anunció a la ganadora. La decisión fue unánime y Debora Anahí “la Gurisa” Dionicius (52,100) logró con éxito su 12ª defensa. El título mundial supermosca de la FIB volvió a quedar en su cintura, tras vencer a la colombiana Luna de Mar Torroba (51,300), en el Club Social y Deportivo Salud Pública de su ciudad natal, Villaguay, Entre Ríos.

“La Gurisa” fue ampliamente ganadora tras dominar absolutamente todo el combate de punta a punta. Pero esto no es la primera vez que pasa, ya que la entrerriana tiene 12 defensas del título mundial supermosca de la FIB. La pelea fue en su ciudad natal y contra una extranjera con pocos pergaminos, pero Deborah Dionicius mostró una exhibición de boxeo; solo le falta una sola cosa y es el golpe del nocaut.

Débora tiene 28 peleas, tan solo 6 que terminaron por vía rápida y no posee ninguna derrota en su carrera. “La Gurisa” es una boxeadora que siempre va a buscar al contrincante, no es del estilo del contragolpe. Pero viene arrastrando un problema que es no poder sentenciar la pelea, aunque apaga a sus rivales con la rapidez de golpes y siempre busca ponerlos contra las cuerdas; sin embargo, a la entrerriana le falta el golpe final. Pero no hay que quitarle mérito, ya que es una de las boxeadoras con mejor racha de la Argentina.

“La Gurisa” comenzó a practicar boxeo a los 13 años, con el reflejo de querer ser como la gran pionera del boxeo nacional, «La Tigresa» Acuña, desde allí comenzó a practicar el deporte de los golpes, siguiendo los pasos de su hermana. En una entrevista para la TV Pública, Dionicius declaró: “Cuando le dije a mi entrenador que quería ser boxeadora, me respondió que no porque le iba a hacer perder el tiempo; hoy es el entrenador que manejó toda mi carrera”. También en dicha entrevista destacó la importancia de “La Tigresa” Acuña, a la que definió: “Sin La Tigresa no existiría ninguna de las campeonas actuales”.

Dionicius comenzó a pelear en el año 2011, donde sorprendentemente realizó 7 peleas en el mismo año; todas terminaron a favor de la chica de Entre Ríos. En esas 7 peleas ganó tres por nocaut; parecía ser una boxeadora que se podía destacar por terminar las peleas por la vía rápida, pero no fue así, lo que demostró en sus 20 peleas restantes fue solidez para dominar las peleas de punta a punta sin ningún inconveniente.

En su carrera generalmente peleó en la escena nacional, pero tuvo un salto internacional, cuando en el año 2015 se encontró contra la italiana Simona Galassi, que en ese momento era bicampeona mundial y buscaba su tercera corona. Pero la entrerriana la superó ampliamente; jugó mucho la diferencia de edad ya que Galassi tenía 42 años, y Dionicius recién daba sus primeros pasos como campeona mundial a los 27. Fue una pelea apasionante, ya que Débora buscó a la italiana en todo momento; es más, cuando suena la campana que da fin al último round, la argentina seguía tirando golpes. Aunque fue bastante clara la pelea, culminó ganando la Gurisa por fallo dividido.

A los 30 años, “La Gurisa” muestra todo su esplendor, ganando peleas importantes ante rivales nacionales, como también internacionales. Muestra año a año ser una boxeadora de elite que sabe cómo mostrar cátedra de boxeo. Esta es una demostración de cómo en nuestro país, casi sin ayuda de nadie, creció el boxeo femenino. Ya es la hora de que estas chicas den el salto y puedan competir en Las Vegas o en otras cunas del boxeo, donde se dé la oportunidad de ser mundialmente conocidas y obtener una gran suma de dinero por la pelea que le cambiaría la vida a muchas. Débora es una de las boxeadoras que además del deporte tiene que salir a ganarse la vida, ya que no tiene la beca deportiva que les ofrecía el gobierno anterior, y para mantenerse necesita salir a trabajar como cada uno de los argentinos.

Foto: entremediosweb.com

Por: Darío Bonnín, Iván G. Furman, Germán Roca.