Referendum a palazos

El 1 de octubre pasado se vivió una jornada en Catalunia que va a quedar en la historia como una de las más violentas de […]

El 1 de octubre pasado se vivió una jornada en Catalunia que va a quedar en la historia como una de las más violentas de su historia moderna. El marco era el referéndum por su independencia, una votación democrática que no se pudo llevar a cabo con normalidad por la violenta irrupción de las fuerzas de seguridad del gobierno español.

Las imágenes televisivas mostraban palazos a diestra y siniestra sin importar rango etario ni sexo. Hubo casi 900 heridos y la jornada culminó con una huelga a la que adhirió «todo» el pueblo catalán.

No es la primera vez que el estado catalán quiere independizarse. En 2009 ya lo había intentado con un referéndum  organizado por asociaciones independentistas, y desde allí, fueron constantes las manifestaciones, conciertos por la libertad, consultas populares que se llevaron a cabo hasta llegar al referéndum del 1-O.

La historia cuenta que durante el siglo XVIII las tropas Borbónicas ocuparon tierras catalanas y destronaron a la Corona de Aragón. Desde ese momento, Catalunia se sintió como una nación oprimida por la corona Española (el actual rey de España es descendiente Borbónico). Las instituciones locales fueron suprimidas y se prohibió el uso de su lengua en establecimientos oficiales; a su vez, las expresiones culturales propias de la región fueron menospreciadas por el estado español.

También existen razones políticas para la búsqueda de la independencia, porque se crearían leyes ajustadas a las necesidades del pueblo, que diferirían mucho de las del gobierno español. Además, hay que agregar que es un pueblo que no se siente español, y quiere recuperar esa identidad que fue diluida por un estado que no lo representa.

El motivo más fuerte es el económico. Catalunia quiere disponer de su presupuesto y administrarlo a su gusto, ya que con la actual administración, debido a políticas de redistribución de riquezas, aporta más de lo que recibe y continuamente tiene déficit fiscal.

Por su parte, los españolistas defienden la unión del país con el argumento de que es inconstitucional la separación. De hacerse un referéndum, debería votar todo el pueblo de España, porque la constitución dice que el territorio español es de todos los ciudadanos por igual.

También esgrimen que en épocas de globalización siempre es mejor ser una nación fuerte a ser dos naciones que se verían debilitadas en lo geopolítico, macroeconómico, industrial, y hasta en lo deportivo.

El gasto de ambos estados sería mayor, ya que España perdería el aporte de Catalunia, y este, tendría que hacerse cargo de temas de hacienda y diplomacia que actualmente no tiene.

Sin dudas, el conflicto más grande que puede sufrir es el económico, ya que dejaría de pertenecer a la Unión Europea. Esto trae aparejado un gran inconveniente monetario. Si no pertenece a la UE no va a poder emitir Euros, por lo tanto tendrá que crear su propia divisa, que se devaluaría rápidamente para no perder competitividad.

 

Agustín Cichero