Club de Amigos: un ejemplo de la dificultad para competir

La Liga Argentina de vóleibol vive una continua hegemonía desde hace diez años. Desde la temporada 2006/07 los campeonatos se los repartieron Club Ciudad de […]

La Liga Argentina de vóleibol vive una continua hegemonía desde hace diez años. Desde la temporada 2006/07 los campeonatos se los repartieron Club Ciudad de Bolívar y UPCN Vóley Club. Si bien otros conjuntos alcanzaron las finales durante este lapso, terminaron sucumbiendo ante uno u el otro. Una de las razones por las cuales poseen esta supremacía es su poderío económico, que les permite mantener y construir grandes equipos con el correr de los años. De este hecho se desprende lo ocurrido con Club de Amigos.

Ubicado en el barrio de Palermo, Club de Amigos es una organización sin fines de lucro fundada en 1985, enfocada en la formación de niños a través del deporte. En este rubro la institución es un modelo a seguir, por lo que ha sido constantemente condecorada desde sus comienzos. Además, participa de forma federada en un único deporte, el  voleibol masculino. El equipo de Club de Amigos de la edición 2005/06 de la Liga Argentina posee un logro especial: es el último campeón previo al inicio del reinado de Bolívar y UPCN.

Pero, ¿por qué este equipo no volvió a ser campeón luego de esto? ¿Por qué ni siquiera alcanzó una instancia final? ¿Por qué no figura entre los equipos participantes de la actual Serie A1? La razón parece curiosa, pero no lo es. Luego de obtener el título, a la siguiente temporada, la entidad optó por dejar de competir profesionalmente, debido a que reparó en que el costo económico necesario para sostener un equipo en un nivel alto de competitividad era demasiado alto. Se consideró que esos fondos estarían mejor aplicados en proyectos más afines con la ideología y misión principal del club, que es el ya mencionado desarrollo deportivo de los jóvenes.

De esta manera, Club de Amigos puso fin a un ciclo de 20 años, que se había iniciado en 1986 cuando se inscribió en la quinta división del ascenso y finalizó cuando consiguió el campeonato más importante del país contando con el histórico Hugo Conte entre sus filas. Vale aclarar que aún participan del voleibol en la Federación Metropolitana, pero de forma amateur.

¿Por qué se dijo que no es curioso que un campeón deje de participar? Porque lo que pasó con Club de Amigos no es un hecho aislado. Sólo tres equipos de los diez que lograron ganar la máxima categoría del vóley argentino aún participan de ésta. Estos son River Plate y los ya nombrados Bolívar y UPCN. El resto de los campeones sufrieron un destino similar al del amistoso club. Peñarol de Mar del Plata se retiró por falta de apoyo dirigencial en la temporada siguiente a la obtención del título. Un par de años después de consagrarse, Luz y Fuerza de Necochea desaparece por cuestiones económicas. Azul Vóley Club alcanzó la gloria con Olympikus como sponsor, pero el posterior año este último se alejó, iniciando así el declive de la institución. Algo similar ocurrió con Social Monteros, que triunfó con Swiss Medical como patrocinador. La empresa médica decidió desprenderse por la baja rentabilidad y las grandes pérdidas que ocasionaba su participación, por lo que el club tucumano no pudo soportar los gastos y descendió dos años después de ser campeones. Algunos ejemplos extras de la dificultad de mantenerse en lo alto.

Competir por la Liga Argentina es complicado. Tan solo participar en ella es complicado. Club de Amigos, una institución ejemplar y un equipo campeón, no supo sobrellevar el mantenerse en la máxima categoría de nuestro vóley. Un ejemplo de una realidad que cada vez se vuelve más tendenciosa. A veces no basta el trabajo duro y el hambre de gloria para alcanzar el éxito en el deporte. A veces o tal vez casi siempre. Prescindir de una buena base económica significa dar una enorme ventaja, e incluso la victoria, a quienes si la poseen. “Gana el que tiene más plata”, una frase que con los años se hace más fuerte y verídica en todas las disciplinas deportivas del mundo.

Autor: Ulises Nieva, 2°B, turno mañana.