El bádminton argentino tiene una ilusión

Los Juegos Universitarios, un equivalente a los Juegos Olímpicos que tiene como representantes a diversos estudiantes de todo el mundo, se disputaron hasta el 30 […]

Los Juegos Universitarios, un equivalente a los Juegos Olímpicos que tiene como representantes a diversos estudiantes de todo el mundo, se disputaron hasta el 30 de agosto en Taipéi (Taiwan). Argentina no estuvo ajena a esta competición deportiva y envió a 178 deportistas, siendo una de las delegaciones más numerosas. Y uno de los deportistas que participó de dicho torneo fue Dino Delmastro, un joven de 21 años oriundo de Bariloche, Río Negro, que se desempeña en el bádminton desde hace 9 años y que viajó al continente asiático gracias al apoyo de la Universidad de Comahue y al gobierno de su provincia luego de finalizar segundo en el selectivo de clasificación que otorgaba solo una beca.

A pesar de haber quedado eliminado en la primera ronda frente al indonesio Panji Sudrajat por dos sets a cero (21-8 y 21-9), el barilochense habló con Pirámide Invertida y contó su experiencia: “Somos conscientes que la experiencia participar nos va a ayudar a crecer en nuestro juego. Uno ve partidos de este nivel sólo por YouTube y siempre se pregunta cómo lo haría en la cancha. Participar te quita los temores de que es imposible hacerles un punto a estos jugadores y te hace vivir, (y por momentos sufrir) en carne propia el ritmo acelerado de un partido a este nivel”.

Delmastro tuvo mala suerte en el sorteo, ya que le asignaron un rival proveniente del cruce entre Pakistán e Indonesia, dos países que son potencia en el bádminton y que tienen 12 y 66 jugadores respectivamente entre los 1000 mejores del mundo. La Argentina no cuenta con ninguno.

La ilusión del rionegrino, que además de representar a Argentina representó a la Universidad Nacional de Comahue, era darle la primera victoria a nuestro país en una competencia de esta envergadura, aunque asegura que ya por el solo hecho de competir, la experiencia ganada lo va a ayudar a crecer.

Si bien es un deporte atípico en el cono Sur y de ascendencia hindú, Dino cuenta como lo conoció: “Fue por casualidad, a los 12 años. Yo jugaba al fútbol con amigos en el barrio y un domingo nos encontramos en el gimnasio de siempre (Gimnasio del Centro Atómico) a Dirk Gerhards (alemán) y a Santiago Arribere (de Cipolleti). Trabajar en turismo los había hecho vivir en Bariloche hace ya algunos años y decidieron arrancar juntos la actividad recreativa de enseñar bádminton. Ahí los conocí y a los pocos años, cuando empezamos a competir en el circuito nacional, se convirtieron en mis primeros dos entrenadores”. Dirk Gerhards fue quien trajo el deporte a la Patagonia argentina hace diez años y comenzó a expandirlo por toda la zona, haciéndola la más fuerte del país.

“Soy optimista con que las próximas generaciones de jugadores se van a encontrar con un ambiente mejor armado”, describe Dino, quien además comenta que para dar el último salto falta suerte a la hora de que salga un “crack”, como pasó en otros deportes tanto individuales como colectivos que han ayudado a la difusión y crecimiento de otras disciplinas. Sigue: “En el mientras tanto hay que continuar con el trabajo diario que afiance una base, el cual ya se viene haciendo”.

Hoy por hoy, Delmastro no está rankeado en la BWF (Federación Mundial de Bádminton) y hace más de un año que no participa en un torneo que otorgue puntos, pero le abre la puerta a la esperanza: “En octubre quizás participe con el apoyo del Enard en un Open en Foz se Iguazú, Brasil. Vendría bien un poco de roce antes del sudamericano a fin de año, que es el objetivo que me planteo para este año”.

Por Cristian Gómez